PARTE I: EL COSTE DE LA IGNORANCIA

El primer hombre que, habiendo cercado un terreno, se aventuró a decir, Esto es mío” y encontró personas lo suficientemente simples como para creer en él fue el verdadero fundador de la sociedad civil. Cuántos crímenes, guerras, asesinatos, cuántas miserias y horrores se podría haber ahorrado la raza humana si aquel uno, que arrancando las estacas o rellenando la zanja, hubiese gritado a sus semejantes: “Cuidaos de escuchar a este impostor; estás perdido si se te olvida que los frutos de la Tierra pertenecen a todos y que la Tierra pertenece a Nadie.”
Jean-Jacques Rousseau (1712- 1778)


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *