Alucinante: un blog sobre el Nuevo Mundo.

  • 8. RESTAURANDO LAS COMUNIDADES

    Una comunidad correcta es una mancomunidad: un lugar, un recurso, una economía. Responde a las necesidades tanto prácticas, como sociales y espirituales de sus miembros- entre ellas la necesidad de necesitarse los unos a los otros. La respuesta a la actual alineación del poder político con la riqueza, es la restauración de la identidad de la comunidad y la economía. – Wendell Berry


    Cada ser en este planeta está imbuido de consciencia por el simple hecho de existir. Cada ser tiene una
    nobleza innata, una dignidad que no puede ser empañada, aunque el sufrimiento de nuestra experiencia humana a menudo nos ciegue a esta la realidad. Todos estamos íntimamente conectados con todo lo que es, porque somos parte de la vida. Cuando tratamos de poseer una parte de la naturaleza, por lo general lo hacemos porque nos vemos como separados de la naturaleza. Sin embargo, estamos profundamente interconectados los unos a los otros y a la Tierra. Y como todo ser humano necesita tierra para simplemente existir, ¿no se entiende que el valor que la tierra ofrece libremente a todos los seres humanos estaría mejor siendo compartido libremente entre todos?

    Aparte de las implicaciones éticas que surgen cuando no compartimos el valor de la tierra entre nosotros, continuaremos experimentando una serie de difíciles problemas siempre y cuando el valor de la tierra siga siendo privatizado. ¿Queremos

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    resolver la pobreza, revertir el proceso de degeneración cultural y detener la destrucción cancerosa de la naturaleza? entonces hemos de ser sabios para comenzar a compartir los dones de la naturaleza los unos con los otros.

    Si bien no es factible en términos prácticos para nosotros compartir cada aspecto de la naturaleza los unos con los otros, es muy posible compartir el valor monetario que los seres humanos asignamos a la naturaleza. Una vez que comenzamos a compartir este valor  unos con otros, tenemos la oportunidad de dar rienda suelta a un renacimiento de carácter cultural, tecnológico, ecológico, e incluso  espiritual que ¡nos liberará de maneras que ni siquiera podemos empezar a imaginar! Una vez que comencemos a compartir estos recursos financieros realmente, podremos crear un mundo donde todos tengan sus necesidades básicas cubiertas, donde la naturaleza ya no sea explotada, donde a las personas les sean dadas las mayores oportunidades de autoexpresión, y donde la vida no sea sólo una serie de reveses, sino un hermoso lienzo que permite un mayor desarrollo del potencial humano.

    Si vamos a compartir el valor de la tierra, desde luego, no es necesario abolir el uso exclusivo de la tierra. Al contrario, la expropiación por la fuerza de las tierras de individuos por parte del gobierno sin compensación justa merece ser llamada tiranía. Lo fundamental que tenemos que abolir es el mecanismo por el que las personas se benefician injustamente de la tierra. (35) La solución es tan simple que a menudo se pasa por alto: Los terratenientes sencillamente tienen que pagar a las comunidades de las que reciben beneficios a través de su uso exclusivo de la tierra el valor de mercado exacto de los beneficios que reciben.

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    Propietarios -terratenientes y todos los que tienen un interés personal en las propiedades, incluyendo, y tal vez incluso especialmente, a las instituciones financieras– se benefician enormemente de las comunidades en las que se encuentran sus propiedades. Los beneficios procedentes de la tierra no sólo no se derivan de su trabajo, sino que también agotan los recursos de la comunidad que deben ser repuestos periódicamente. Esta reposición se puede lograr de la mejor forma a través de un modelo de arrendamiento de la tierra, en la que la tierra es propiedad común, aunque se utilice de forma privada, ya que el valor de la renta de la tierra refleja el valor combinado de todas las ventajas naturales y sociales que la gente recibe a través de su posesión y uso exclusivo. Cuando los usuarios de tierras pagan una parte significativa del valor del alquiler de las tierras a las comunidades locales, reembolsan justamente a sus comunidades. Cuando los usuarios de tierras hacen tales contribuciones a sus comunidades locales, yo las llamo contribuciones de tierra comunitaria.

    Las contribuciones de tierra comunitaria son similares a los llamados impuestos sobre el valor de la tierra, (Impuesto Bienes Inmuebles IBI) un método por el cual los dueños de propiedades son gravados sobre el valor de la tierra que poseen. A diferencia de las contribuciones de tierra comunitaria, sin embargo, los impuestos al valor de la tierra están todavía arraigados al paradigma de la propiedad privada de la tierra: Utilizan el precio de venta de la tierra como base imponible para determinar la obligación tributaria del terrateniente: referenciar el precio de venta de la tierra en lugar de su valor de alquiler psicológicamente  implica aún la propiedad privada de la tierra en contraposición a la custodia del tierra comunitaria que permite el uso privado del suelo. La palabra impuesto  también implica que la gente gravada tiene que desprenderse de algo que les pertenece,

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    dado que las personas pagan impuestos sobre sus ingresos, sus ventas, su capital sus ganancias, y así sucesivamente. El término impuesto al valor de la tierra implica, por lo tanto, que los usuarios de tierras están siendo gravados por el valor de su tierra, lo que, por supuesto, es incorrecto, ya que el valor de la tierra pertenece a las comunidades que crean ese valor. Las contribuciones de la tierra comunitaria, por otra parte,  hacen hincapié apropiadamente en que la tierra es una comunidad de bienes y que la gente debe contribuir a sus comunidades si desean usar la tierra exclusivamente.

    Un modelo de aportación a las tierras comunitarias nos permitiría pasar de un modelo de monopolio de la tierra hacia un modelo de arrendamiento competitivo de tal manera que la gente pueda seguir usando la tierra exclusivamente si así lo desea, a excepción de que ahora las demás personas son reembolsadas ​​por su exclusión. Cuando las contribuciones de tierra comunitaria se hacen a intervalos frecuentes (por ejemplo, cada año) y como fracción del mercado de alquiler del valor de la tierra (por ejemplo, el 80 por ciento del valor de la renta/alquiler), los usuarios de la tierra comienzan a pagar a sus comunidades por el uso de la tierra en lugar de pagar a otros seres humanos o instituciones (tales como el vendedor de quien se compró el terreno o el banco que proporcionó la hipoteca). Dichos pagos en curso a nuestras comunidades locales tienen el efecto de reducir la venta del precio de la tierra en relación con el valor de la renta de la tierra: tiende a aproximarse al valor de mercado del alquiler de la tierra y nunca será mayor de lo que los usuarios de tierras pagarían si hubieran arrendado la tierra en el mercado abierto. (36)

    Históricamente, ha habido períodos en los que las personas han compartido el valor de la tierra con sus comunidades locales debido

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    a las políticas económicas de la época. Con demasiada frecuencia, sin embargo, estas políticas económicas no fueron suficientes, y  la riqueza resultante no siempre era compartida en formas que remediasen la pobreza y disminuyesen la inequidad. Uno de los  ejemplos más modernos es Hong Kong, una ex-colonia de la Corona británica en el sudeste asiático. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Hong Kong ha experimentado un auge económico a escala meteórica; en tan solo unas pocas décadas, esta pequeña ciudad, relativamente desconocida, se convirtió en uno de los centros mundiales dominantes de las altas finanzas. Dado que toda la tierra era considerada como perteneciente a la Corona británica, (37) el Gobierno de la colonia británica arrendó tierras a entidades  privadas. (38) Estos arrendamientos han permitido a Hong Kong recoger cierta cantidad del valor de la tierra y también ha permitido al gobierno mantener relativamente bajos los impuestos. (39)

    Aunque se cita a menudo como un modelo de crecimiento económico laissez-faire debido a su bajos  impuestos a los ingresos y corporaciones, la bajísima interferencia en asuntos económicos, y su falta de deuda soberana, Hong Kong practica, en efecto, una forma de capitalismo convencional, mientras que simplemente previene- al menos en pequeña medida- a sus residentes de beneficiarse demasiado de la tierra. Sin embargo, a pesar de que el Modelo de arrendamiento de Hong Kong representa un paso en la dirección correcta, sigue siendo defectuoso ya que la tasación del valor de la tierra no se actualiza anualmente para reflejar el valor de mercado actual de la tierra. Por lo tanto, los ingresos de arrendamiento tienen poca relación con los aumentos anuales en el valor de la tierra. Por otra parte, dado que Hong Kong es una isla relativamente pequeña de prosperidad,

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     también ha tenido que lidiar con la inmigración masiva procedente de la China continental, y debido a que el valor del suelo de Hong Kong no fue ampliamente compartido con todos los residentes de Hong Kong, esta afluencia creó enormes problemas de pobreza en Hong Kong también. (40) Sólo podemos elucubrar qué tipo de prosperidad podría alcanzar Hong Kong para todos sus residentes si  tratara de compartir plenamente el valor de sus tierras.

    En otros ejemplos, hoy en día todos los residentes de Alaska reciben una Renta Básica relativamente modesta a partir del valor del petróleo. (41) Noruega hace algo similar, aunque en una escala mucho mayor, con su Fondo de Pensiones Gubernamental Global, un fondo totalmente financiado a través de los ingresos del sector petrolero de Noruega y en la actualidad el mayor fondo de pensiones del mundo. (42) La isla de Taiwán fue capaz de lograr un rápido éxito económico  sin causar una severa desigualdad de la riqueza una vez que implementó reforma políticas sobre la tierra. (43)  La transformación de la California Central que partiendo de ser un “montón de polvo” se convirtió en el “granero de América” a finales de 1800 es otro ejemplo de la riqueza natural compartida para el beneficio público: El Estado de California construyó vastas infraestructuras de riego financiadas enteramente a través de la tributación de los  incrementos en el valor de la tierra. (44) Siempre que la sociedad elige salvaguardar la naturaleza en beneficio de las generaciones presentes y futuras, la riqueza que se pone disposición de la sociedad es inmensa: Cada vez que el valor de la tierra es compartido, la economía se equilibra, la naturaleza se preserva, la especulación con el suelo es inhibida y la sociedad se vuelve más próspera en general.

    Entonces, ¿cómo podemos poner en práctica políticas económicas que compartan el valor de la tierra? El problema es que en la mayoría de las naciones

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    del mundo el valor de la tierra ya está privatizado: Si las comunidades impusieran de repente contribuciones de tierras a los dueños de propiedades existentes, los propietarios acabarían pagando dos veces por el uso de la tierra -la primera al anterior propietario (del que compraron la tierra) y luego otra vez a su comunidad local. (45)  Es un gran dilema ético: Por un lado, a nadie debería pedírsele que pague dos veces por algo que sólo aceptó pagar una vez. Por otro lado, es apropiado que los propietarios reembolsen a sus comunidades locales por su exclusivo de la tierra, si no lo hacen, todo el mundo termina saliendo peor parado al final.

    Por supuesto, los gobiernos podrían compensar financieramente a los propietarios existentes con bonos gubernamentales: Fred E. Foldvary -el economista mencionado anteriormente que predijo correctamente la recesión de 2008 en 1997- recomienda esta opción. (46) Sin embargo, implementar un plan de compensación requeriría una transformación social a gran escala: Todos los niveles del gobierno y de la sociedad tendrían que trabajar juntos para llevar a cabo esta monumental tarea. (47) Si bien es ciertamente posible, es poco probable actualmente tamaña transformación ya que la sociedad está carente de conciencia respecto de las realidades económicas subyacentes que impulsan nuestras decisiones y comportamientos. ¿Qué otras opciones tenemos a nuestra disposición con el fin de crear un cambio social? Demostramos un profundo conocimiento de los procesos de cambio social cuando nos damos cuenta de que no es solo una idea la que importa, sino la práctica de la idea misma, no importa cuán pequeña sea la ejecución de

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    nuestra idea al principio. En otras palabras, estamos llamados a implementar nuevos modelos de custodia de la tierra que hagan de nuestro modelo actual de propiedad de la tierra, un modelo obsoleto.

    Uno de estos modelos nuevos fue concebido por el fallecido Adrian Wrigley, un académico de Cambridge que envisionó un modelo basado derechos de uso de tierra. (48) Lo que es interesante acerca de su modelo es que los derechos de uso de tierra permiten a las comunidades recoger el valor de la tierra y al mismo tiempo permiten el uso privado de la tierra. En esencia, los derechos de uso de la tierra son voluntariamente creados entre una comunidad y un propietario: Cuando un bien inmobiliario se pone a la venta, ya sea el gobierno local o un fideicomiso de tierras comunitarias adelanta fondos al nuevo comprador para pagar la porción del valor de la tierra del precio de venta. (49) A cambio de estos fondos, el comprador recibe derechos de uso de la tierra de esa propiedad que son comerciables. (50) Según Wrigley: “El dueño de la propiedad está obligado a pagar a la comunidad una suma ligada a un índice   [por este derecho de uso de la tierra] mensualmente y a perpetuidad. Las hipotecas sobre valor de la tierra están a cargo de un banco, y una vez completadas, el gobierno paga al banco y el banco presenta el derecho de uso de la tierra a cambio. El banco no tiene mayor participación en el acuerdo.” Una propiedad atada a un derecho uso de la tierra  debe estar exenta de impuestos a la propiedad y las contribuciones de tierras comunitarias realizadas por el titular deberían ser idealmente deducibles de los impuestos del Estado y a niveles administrativos inferiores también.

    A diferencia de los impuestos, que son forzados por los gobiernos sobre los propietarios e inquilinos por igual, los derechos de uso del suelo implican

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    un acuerdo voluntario entre un individuo y la comunidad local a la que pertenece el individuo. Estos crean un vínculo de mutuo beneficio para todos los involucrados: La comunidad reconoce el carácter voluntario de la transacción y tiende a apreciar la buena voluntad del usuario de la tierra para reembolsar a la comunidad por el uso exclusivo de esa tierra. Y puesto que los usuarios de tierras tendrán que invertir financieramente en sus comunidades locales de manera continuada a través de las contribuciones de tierras comunitarias, serán más propensos a estar interesados en mantener el bienestar de su comunidades. El usuario de tierra, por su parte, apreciará sin duda la capacidad de utilizar la tierra sin tener que pagar un cantidad sustancial por adelantado.

    Pronto nos ocuparemos de los derechos de uso de la tierra con mayor detalle en los siguientes capítulos. Pero antes de hacer eso, vamos a echar un vistazo más de cerca a nuestro sistema fiscal actual, porque los impuestos, como veremos,  influyen profundamente en la forma en que interactuamos con los demás. Actualmente, la gente paga muy poco por los beneficios que reciben a través de la posesión de tierras a las comunidades que proporcionan dichos beneficios. Y así, para pagar obras públicas, los gobiernos están obligados a gravar en su lugar la producción y las actividades de consumo de sus ciudadanos.

    Dado que los sistemas de impuestos crean incentivos de comportamiento para miles de millones de personas en todo el mundo, y dado que nuestras economías grandes actualmente tienden a incentivar el intercambio desigual de la tierra, podemos remediar eficazmente toda una plétora de cuestiones económicas, sociales y ecológicas, compartiendo la valor de la tierra. Una vez que lo hacemos, podemos cambiar efectivamente cómo

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    miles de millones de personas se comportan económica, social y ecológicamente. Si esta conclusión es cierta, podemos crear la mayor diferencia para nuestro planeta y para la humanidad enfocando nuestros esfuerzos en la eliminación de los sistemas fiscales y animando a la gente a compartir los dones de la naturaleza en su lugar.

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  • 9. QUEDATE CON LO QUE GANAS, PAGA POR LO QUE USAS

    Es mejor pagar una pequeña cantidad de la renta de su parcela de tierra que pagar una gran cantidad de impuesto sobre la renta [del trabajo] y tributación indirecta.
    – Político australiano Clyde Cameron (1913- 2008)


    Pocas personas disfrutan leyendo sobre impuestos, y es, probablemente cierto, que aún menos de esas personas disfruten pagándolos. La mayoría de nosotros tenemos buenas razones para no querer pagar impuestos: muy menudo, los impuestos toman porciones significativas de la riqueza que hemos creado a través de nuestros propios esfuerzos. Para muchos de nosotros, los impuestos limitan nuestra capacidad de hacer nuestra mejor contribución a la sociedad; a menudo parecen ahogar nuestra
    aspiraciones materiales e intelectuales. Los sistemas tributarios son esencialmente los mecanismos por los que las sociedades deciden qué gente tiene que compartir con los demás lo que han generado frente a los que pueden guardárselo para ellos mismos, y hacen cumplir a las sociedades estos mecanismos sobre miles de millones de personas todos los días. Dado que los sistemas fiscales desempeñan un importante papel en la vida, echemos un vistazo más de cerca a los impuestos y veamos que alternativas existen.

    Como vamos a descubrir en este capítulo, las sociedades que comparten los dones de la naturaleza no necesitan subir los impuestos. Las sociedades contemporáneas  se ven obligadas a gravar las contribuciones que la gente hace a sus comunidades locales debido a que la propiedad de la tierra

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    hace que las personas extraigan recursos sociales de manera continuada,recursos sociales que deben ser repuestos periódicamente. Si en vez de eso, compartiésemos el valor de la tierra los unos con los otros, ya no requeriríamos de impuestos para reponer los recursos sociales.

    Echemos un vistazo a varios rasgos que todos los sistemas de ingresos públicos necesitan cumplir con el fin de funcionar armónicamente. En “The Ultimate Tax Reform: Public Revenue from Land Rents,” Foldvary recomienda cinco rasgos esenciales. Según Foldvary, las fuentes de ingresos públicos tienen que ser:

    1. Eficientes
    2. Sencillas
    3. Transparentes
    4. Justas
    5. Suficientes

    A la luz de esto, vamos a examinar si las contribuciones de tierras tienen el potencial de reemplazar a los impuestos convencionales y ver si pueden cumplir los cinco requisitos.

    MEDIA 9- 1: LA REFORMA TRIBUTARIA DEFINITIVA: INGRESOS PÚBLICOS PROVENIENTES DEL ALQUILER DE TIERRAS

    En este trabajo, el economista Fred Foldvary toma una mirada más cercana a las contribuciones de tierra y sus implicaciones para la sociedad.

    http://unitism.co/ultimatereform

    Con el fin de ser eficiente (el primero de nuestros criterios), la recaudación pública  de ingresos afectaría a la producción y el

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    consumo sólo mínimamente, y ni eso. (51) Los términos pérdida neta y exceso de carga se utilizan en economía para describir la efectos negativos que crean los impuestos sobre las actividades de producción y consumo: debido a que los impuestos a la producción y al consumo (como el impuesto sobre la renta, nómina y ventas) aumentan los precios de los bienes y servicios, tenemos que producir más bienes y servicios en general, a la par que disfrutamos menos de ellos. Estos impuestos drenan recursos de donde más se necesitan, pero no se usan de la forma más eficiente en otros lugares.

    El impuesto sobre la nómina, por ejemplo, castiga a las empresas y emprendedores por la creación de empleos para la economía, mientras que los impuestos al consumo, tales como impuestos sobre las ventas desalientan el acceso a los bienes que tal vez son muy necesarios; los impuestos a las ganancias des capital disuaden de invertir a los inversores, mientras que los impuestos de propiedad sobre edificios desalientan la creación de vivienda asequible e inhiben el embellecimiento de los barrios. En resumen, nuestro sistema fiscal actual es en muchos aspectos una propuesta de “perder-perder”. (n.trad. propuesta mala para todos).

    Pero ¿qué pasaría si compartimos la tierra en su lugar? Las contribuciones de tierras comunitarias son pagos por el uso de tierra. Un sistema basado en las contribuciones de tierra no dañaría la producción o el consumo porque la gente  seguiría utilizando la tierra para producir y consumir, salvo que ahora utilizarían únicamente la cantidad de tierra que en realidad necesitan. Dado que las contribuciones de tierra animan a la gente a utilizar la tierra de manera eficiente, no hacen dismimuir la rentabilidad de la empresa productiva, siempre y cuando la tierra se utilice bien;  las contribuciones de tierra no causan pérdida netas y,  por lo tanto, son altamente eficientes.

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    Hagamos una pausa por un momento para imaginar un mundo en el que usted y yo no tengamos que pagar impuestos y en su lugar, simplemente paguemos una contribución comunitaria por el uso de tierra:

    • Si usted es un empleado, imagine lo que podría ser si su salario final que se lleva a su hogar fuera exactamente el salario bruto que está escrito en su nómina, no el salario neto. Sus ingresos personales aumentarían sustancialmente sin el pago de impuestos a la renta. Y al dejar de ser acaparada la tierra, el desempleo involuntario podría convertirse mayoritariamente en una cosa del pasado.

    • Como consumidor, imagine un mundo en el que ya no tenga que pagar ningún impuestos a lasventas o al valor agregado (IVA). Usted podría comprar más por menos.

    • Si usted es propietario de un negocio, imagine cómo sería su vida si su negocio no tuviese que pagar impuestos sobre las nóminas. Los empleados le costarían menos, e incluso usted podría ser capaz de contratar más empleados y aumentar su rentabilidad al mismo tiempo.

    • Si usted es un accionista, piense en cómo sus fondos aumentarían con la eliminación del Impuesto sobre Sociedades.

    • Si usted inversor y posee títulos o valores, fondos de mutuas, o un fondo de pensiones, considere los

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    beneficios de no tener que pagar impuestos sobre su ganancias de capital. Y dado que las empresas que usted posee tampoco tendrían que pagar impuestos a las nómina, ventas, ganancias de capital o impuesto sobre sociedades, el valor de su cartera de negocios es probable que creciese de manera significativa.

    • Si es usted propietario de una casa, imagine no tener a pagar más un solo impuesto sobre la propiedad. Usted seguiría pagando por la tierra que utiliza, pero esa cantidad nunca sería mayor que lo que  es la tierra vale en realidad para usted. En otras palabras, sería como si usted es dueño de su casa, pero está alquilando la tierra a una tasa de mercado con descuento. Los ahorros en los que incurriría tras la eliminación de todos los demás impuestos compensarían más que probablemente las aportaciones periódicas de tierras que se aplicarían al valor de ubicación de su propiedad . Pero ¿y si el valor de la ubicación de su hogar aumenta y ya no puede darse el lujo de hacer la contribución de tierra a su comunidad local como resultado de ese aumento? Un aumento del valor de la ubicación significa que su comunidad tiene más que ofrecer, y usted, como un miembro de su comunidad local, se beneficia. En el improbable caso de que usted no se beneficie del presente incremento de la riqueza en su comunidad local y no sea capaz de hacer las contribuciones de tierras suficientes a su

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    comunidad, puede acumular gravámenes sobre la tierra hasta que transfiera la propiedad o muera, como se hace comúnmente hoy con los impuestos a los bienes raíces. La mejor manera de prevenir que esto suceda sería que su comunidad le ofrecezca una Renta Básica Universal. Hablaremos más sobre la  Renta Básica Universal en el capítulo 11, Vivienda Asequible.

    • Si usted es un potencial comprador, probablemente usted tendría más dinero para comprar una propiedad (como resultado de los puntos antes mencionados), y la propiedad sería probablemente más asequible.

    • Si usted es propietario de una casa retirado sin ningún ingreso excepto seguridad social, aún seguiría estando mejor que los otros incontables jubilados que tienen que alquilar tierras y casas durante sus años de jubilación. Además, los alimentos y otros bienes costarían menos porque no estarían gravadas con impuestos. Y si las comunidades instituyesen una Renta Básica Universal, los jubilados no tendrían que preocuparse en absoluto.

    • Si usted es un agricultor, usted pagaría una contribución de tierra por la tierra bajo su cuidado. Su contribución tierras de cultivo  nunca sería mayor que el valor de alquiler de la tierra no mejorada,

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    y si se utiliza de manera eficiente y productiva, la tierra produciría siempre  un excedente. Como administrador de esta tierra, usted conservaría todos los derechos existentes para el uso de la tierra en cualquiera las maneras permitidas por la ley.

    • Las únicas personas que terminarían pagando más dinero son aquellos que utilizan la tierra de manera ineficiente o aquellos que buscan sacar provecho de ella directamente. Los bancos, promotores inmobiliarios, industrias de la minería y otras industrias extractivas que por lo general toman más que su justa parte y se verían obligados a aceptar márgenes de beneficios más razonables.

    ¿Le parece que estos puntos suenan demasiado bien para ser verdad? Pues son tal cual. Estamos tan acostumbrados a nuestra realidad actual, que esta realidad potencial suena demasiado irrealista -pero sólo suena de esa manera, ya que no existe en este momento, no porque no se pueda lograr. “Siempre parece imposible hasta que se hace” dijo Nelson Mandela una vez. Ahora mismo, nuestras economías son sumamente ineficientes y estamos destruyendo la naturaleza en el proceso, por lo que la posibilidad de abundancia material para todo el mundo en un sistema sostenible suena como un sueño imposible. Sin embargo, si nos detenemos y permitir que se produzcan actividades constructivas en el contexto adecuado, nuestra sociedad puede experimentar de forma natural este tipo de abundancia.

    El exceso de carga que surge de nuestra mala asignación de los recursos creados a través de nuestro sistema fiscal actual se encuentra en el

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    corazón de muchos debates políticos contemporáneos; siempre que personas abogan por un gobierno pequeño o una reforma del sistema fiscal, la intención es por lo general para ver una disminución en la pérdida de eficiencia de la economía con el fin de hacer que la economía en general sea más eficiente. El razonamiento es que si el gobierno gasta menos, no tendrá que recaudar tanto dinero a través de impuestos, lo que la experiencia convencional nos dice, tiende a sostener la economía. Y a pesar de que una disminución en la exceso de carga de la economía se puede lograr a través de una reducción en diversos impuestos, se puede hacer mucho más eficazmente, con mucha mayor ganancia y mucho menor coste, a través de un simple cambio de los impuestos hacia un sistema que permita que nosotros compartamos los dones de la naturaleza.
    Foldvary recomienda que las contribuciones de tierra constituyan entorno al 80 por ciento del valor de la renta de la tierra; por lo general es bueno dejar algún beneficio para los propietarios de viviendas y  los usuarios de tierras ya que esta práctica permite espacio para errores de evaluación y también permite que el mercado inmobiliario real funcione de más manera optimizada. Si una parcela de tierra podría ser arrendada por alrededor de 6,000$ al año, la propiedad le costaría alrededor de 4.800$ al año al usuario de la tierra utilizarla ( 4800$ es el 80 por ciento de 6.000$). La buena noticia es que debido a que este pedazo de tierra ahora tiene un coste de $ 4.800$ al año, su precio de venta cae en relación a su precio de arrendamiento. Mientras que la tierra previamente podría haber sido vendida por 150,000$, ahora podría venderse por sólo 40.000$ (más información sobre cómo las contribuciones de tierra comunitaria influyen en el valor de las propiedades serán proporcionada en el Apéndice). Estas contribuciones de tierras sólo se aplican
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    a la tierra. Los impuestos de propiedad no son comparables a las contribuciones de tierra debido a que una contribución de tierra no se aplica al valor total de la propiedad si la propiedad tiene mejoras tales como edificios; sólo se aplica al valor de la tierra subyacente, que de esta manera es compartida. (52)
    Nuestro segundo criterio es la simplicidad. Los sistemas de ingresos públicos
    tienen que ser simples para ser beneficiosos. ¿Cómo podemos esperar que la gente viva vidas abundantes cuando gran parte de su tiempo lo dedican a la preparación de declaraciones de impuestos que se comen tiempo que podrían haber asignado a
    actividades de trabajo, la familia o el ocio? Las declaraciones de impuestos en Estados Unidos, por ejemplo, son cualquier cosa menos simples: El Servicio del Defensor del Contribuyente, una rama del Servicio de Impuestos Internos (IRS), estima en su Informe Anual 2010 al Congreso que los contribuyentes de Estados Unidos y empresas gastan unos 6100 millones de horas en presentar sus impuestos cada año. Si todas estas horas fueron subcontratadas, se podría proporcionar empleo a tiempo completo durante un año entero a alrededor de tres millones de trabajadores. (53) Además, el coste de cumplimiento tributario en los EE.UU. se estima en 163 mil millones de dólares, que es el 11 por ciento de los ingresos totales del impuesto de la renta. (54)  Si el cumplimiento tributario fuese una industria, sería una de las industrias más grandes de Estados Unidos. (55) El Código de impuestos del IRS en sí ha crecido tanto, que su longitud no puede determinarse de manera uniforme. En su Informe Anual de 2010, el Servicio del Defensor del Contribuyente estima que el código de los impuestos  contiene alrededor de 3,8 millones de palabras; si se imprimen en papel de tamaño carta estándar de EE.UU, requeriría aproximadamente 15.200 páginas. La complejidad en un sistema fiscal desperdicia innecesariamente la riqueza sin proporcionar ningún beneficio de compensación ya sea al
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    contribuyente o al gobierno. Una vez más nos damos cuenta de que nuestro sistema tributario actual cae lamentablemente bajo: No es sólo es ineficiente sino también innecesariamente complejo.
    Pero ¿qué pasa con las contribuciones de tierras comunitarias? Las contribuciones de Tierra  son relativamente simples por la razón obvia de que están sujetas a un valor fijo; basadas ​​en el valor del mercado del alquiler de la tierra que debe ser evaluado, al menos, una vez al año. Tampoco tienen deducciones y tienen poca burocracia adjunta. En su obra “The Ultimate Tax
    Reform,” Foldvary escribe que con contribuciones de tierras
    “Ya no habría auditoría fiscal alguna. No Habría mantenimiento de registros de impuestos. En su
    lugar, usted recibiría una factura mensual, como las que recibe de servicios varios. Sólo tendría que pagar la factura o se la cobrarían automáticamente de alguna cuenta financiera. Al mismo tiempo, el Gobierno evitaría el alto coste de procesamiento de cuentas complejas y mantener registros de impuestos individuales. Sólo sería necesario mantener registros de bienes raíces y evaluar los valores de la tierra, cosa que ya se hace con fines a recaudar impuestos a la propiedad hoy en día”.
    Aunque los críticos a veces afirman que una tasación precisa del valor de la tierra es difícil, hay varios métodos estándar efectivos. Los peritos tasadores inmobiliarios profesionales separan habitualmente los valores de la tierra de los valores de las construcciones a efectos de seguros contra incendios, entre otras razones. En contraste con las tasaciones para los impuestos de propiedad, donde el perito tasador necesita entrar en la propiedad para inspeccionar los diferentes edificios y determinar su valor, las tasaciones de valor de la tierra no son intrusivas ya que generalmente no es necesaria inspección del suelo in situ.
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    Las cifras recogidas de las ventas de propiedades  -junto con los datos de ventas de tierra vacante y los datos de arrendamiento de bienes raíces comercialespueden ponerse en modelos informatizados a través de los cuales los tasadores puedan determinar los valores de la tierra de cada ubicación general; contrario a los valores de la propiedad, que están fuertemente influenciados por el valor de los edificios individuales presentes, el valor de la tierra por lo general varía ligeramente de una parcela vecina a otra. Foldvary recomienda que el servicio informatizado de mapeo se implemente de tal manera que “destaque las tendencias a largo plazo en lugar de las fluctuaciones en los valores de la tierra año a año”.
    MEDIA 9- 2: UN MODELO INFORMATIZADO DE LOS VALORES DE LA TIERRA
    En este video, Gabriel Ahlfeldt, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de Londres, presenta los datos históricos de los valores de la tierra de Chicago en un  conjunto espacio-temporal único, y proporciona información sobre los cambios en la estructura espacial de la ciudad.
    Cualquier sistema de ingresos públicos eficaz también tiene que ser transparente– nuestro tercer criterio- con el fin de hacerlo más innatamente seguro frente al abuso, la corrupción y la interferencia injustificada del gobierno. Dado que los registros de impuestos revelan información financiera personal, cualquier sistema de impuestos sobre la renta potencialmente puede conducir a la exposición pública injustificada de datos o a los abusos del gobierno. Las cuotas de contribución de tierra, por el contrario, nonecesitan ser escondidas de la vista pública, ya que no revelan
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    información financiera privada; las contribuciones de la tierra se basarán enteramente en el registro de la propiedad, que ya está disponible públicamente.
    Por otra parte, dado que los datos de valor de la tierra serán públicos, los usuarios de tierras podrán comparar el valor de tasado de arrendamiento de sus tierras con los valores tasados de los arrendamientos de la de sus vecinos; esta práctica minimiza eficazmente el potencial para el abuso y la corrupción gubernamental. Si los usuarios de la tierra sientiesen que el valor de la renta de la tierra tasada que utilizan es demasiado grande, podrán apelar a una comisión local de tasación de la tierra, de la misma forma que los propietarios de hoy en día pueden apelar sus impuestos de propiedad a las juntas de tasación de impuestos de propiedad.
    Además de eficiente, simple y transparente, un sistema de ingresos públicos debe también ser justo con el fin de ser realmente eficaz. Si el sistema no es fundamentalmente justo y equitativo, será inevitable crear una amplia variedad de problemas a los cuales hacer frente es difícil y que costan a la sociedad enormes cantidades de recursos desperdiciados. Una de las formas más frecuentes de los impuestos en vigor hoy en día son los llamados impuestos a la renta progresiva -un impuesto por el que los ricos pagan un mayor porcentaje de impuestos sobre sus ingresos que los menos ricos. Aunque este impuesto pueda parecer justo, sobre todo desde la perspectiva de los que viven con ingresos inferiores, el impuesto a la renta progresiva no es un impuesto justo en absoluto.
    Los ingresos públicos pagan una amplia variedad de servicios públicos, incluyendo infraestructuras, policía y protección contra incendios y la educación pública. Los servicios públicos proporcionan beneficios reales y tangibles para la sociedad, beneficios que son locales a las áreas que
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    que dan servicio; en otras palabras, muchos servicios públicos añaden valor a los vecindarios, lo que es realmente sólo otra forma de decir que agregan valor a la tierra. Por ejemplo, los agentes inmobiliarios de bienes raíces saben que las propiedades en barrios con buenos  sistemas públicos escolares y mejores opciones de transporte público tienden a ser más caros que los inmuebles en los barrios con las escuelas de menor calidad o que no tienen buen acceso al transporte público. Y puesto que los ingresos públicos pagan estos servicios públicos, en última instancia, terminan aumentando el valor de la tierra y por lo tanto recompensan a aquellos que poseen la propiedad (los ricos) en detrimento de los que no lo hacen (los menos pudientes). Cualquier impuesto que pague los servicios públicos sin obtener ingresos de los aumentos del valor de la tierra es fundamentalmente injusto.
    En 2006, Fred Harrison -el economista ya mencionado que escribió sobre el Ciclo  de dieciocho años de los bienes raíces- afirmaba en su libro Ricardo’s Law: House Prices and the Great Tax Clawback Scam que los propietarios (tomados como un todo) son capaces de recuperar por lo general los pagos de impuestos sobre los ingresos acumulados a través de las ganancias alcanzadas fruto del valor de la tierra, mientras que los inquilinos son penalizados económicamente a través de los impuestos a sus ingresos. (56) Harrison continúa con la reivindicación de que por lo tanto, incluso el impuesto sobre la renta progresivo es un gran estafa orquestada por la cual los pobres son efectivamente obligados a subsidiar el estilo de vida de los ricos.
    Ya sea que pensemos que nuestro sistema de impuestos a la renta se ha aplicado intencionalmente para servir a los intereses de los ricos a expensas de los pobres, o ya sea que
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    atribuyamos nuestra situación presente a la mera ignorancia por parte de los que establecen y perpetuan el sistema, está claro que nuestro sistema tributario actual es inherentemente injusto.
    MEDIA 9- 3: LA LEY DE RICARDO: EL PRECIO DE LA VIVIENDA Y LA GRAN ESTAFA  DE LA RECUPERACIÓN DE DINERO DE LOS IMPUESTOS YA GASTADO
    Vídeo de introducción a la Ley del libro: Ricardo’s Law: House Prices
    and the Great Tax Clawback Scam
    por Fred Harrison. La Ley de
    Ricardo orienta a legisladores, analistas políticos y reformadores sociales hacia un modelo de las finanzas públicas que es justo y capaz de entregar prosperidad para todos.
    Las contribuciones de tierras comunitarias son económicamente justas porque simplemente recuperan lo que desde un inicio nunca perteneció exclusivamente a los individuos. Se basan en el principio del beneficio, de acuerdo a Foldvary, ya que reembolsan a las comunidades por los beneficios que ciertos usuarios  de tierra reciben de usar tierra en ciertos lugares. Dado que los servicios públicos proporcionan beneficios en un área determinada, los aportes de tierras comunitarias, recirculan efectivamente el valor de estos beneficios nuevamente al erario público. En otras palabras, con las contribuciones de tierras comunitarias pagamos por lo que recibimos.
    Las contribuciones de tierras comunitarias tienen otros beneficios que las convierten en una fuente verdaderamente justa de ingresos públicos. En “The
    Ultimate Tax Reform,” Foldvary establece que si los usuarios de tierras
    no pueden pagar sus contribuciones de tierras en su totalidad por cualquier razón, pueden aplazar sus contribuciones de tierras formuladas por acumulación de
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    gravámenes sobre la tierra hasta que mueran o transfieran la propiedad, como se hace comúnmente hoy en día con los impuestos de bienes inmuebles. Las contribuciones de tierras, además, también son inmunes a la práctica de la evasión fiscal: Foldvary explica que “nadie será enviado a la cárcel por evasión fiscal, ya que no habrá ninguna evasión fiscal. Un moroso perderá el título de su tierra o perderá los servicios de protección gubernamental, dependiendo de la práctica de aplicación local. Sin auditorías, embargos de cuentas bancarias, cartas de Hacienda que infunden miedo solicitando información o pagos adicionales, imposición de intereses y sanciones, la oportunidad para la tiranía disminuirá enormemente, eso, si no desaparece por completo. Siendo imposible la evasión, no habría necesidad ni excusa alguna para la existencia de inspectores  de Hacienda inquisitivos.” La intrusión injustificada del gobierno en la vida de la gente es un peligro a tener en cuenta: Las agencias encargadas de recaudar inpuestos tienen el poder de congelar cuentas bancarias, embargar salarios e imponer sanciones pronunciadas a altas tasas de interés (ya sean justificadas o no), entre otras competencias. Debido a su simplicidad y transparencia, las contribuciones de tierras comunitarias, por el contrario, no ofrecen oportunidades para la intrusión gubernamental injustificada a las libertades civiles.
    Pero, sobre todo, las contribuciones de tierras comunitarias son a la vez éticas y económicamente justas, ya que permiten a las personas mantener los frutos de su trabajo. Las contribuciones de tierra cobran a las personas por lo que se llevan y que es de otros seres humanos, no por el valor que proporcionan a través de su trabajo y su aprovisionamiento de bienes de capital. Dado que las contribuciones de tierra pagan por los beneficios que recibimos de la sociedad, y dado que las comunidades
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    dan a la tierra su valor, los ingresos procedentes de las contribuciones de tierra son la fuente primaria de ingresos más lógica para cualquier comunidad.
    Y, por último, vamos a considerar si las contribuciones de tierras proporcionan los ingresos suficientes. La naturaleza puede proporcionar abundantemente para cubrir todas nuestras necesidades. Para darse cuenta de esto, sólo tenemos que observar el simple hecho de que toda la riqueza material puede haber ocurrido sólo  gracias a la naturaleza en primer lugar. La escasez que hemos creado sólo existe porque estamos monopolizando la naturaleza, y esta escasez requiere que los gobiernos impongan impuestos.
    Los Estados Unidos tiene una masa de tierra de aproximadamente 2,3 mil millones de acres, de los cuales casi el 60 por ciento, o 1,35 mil millones de acres, son propiedad privada. (57) El gran valor de esta tierra es casi incomprensible: El economista Mason Gaffney estima los ingresos anuales que podrían tener de la tierra en los Estados Unidos en aproximadamente $ 5,3 billones de dólares, que es lo que Estados Unidos recaudó en impuestos en 2013. (58) Y teniendo en cuenta las ineficiencias que crea nuestro  sistema fiscal actual, un alejamiento de los impuestos aumentarían los ingresos provenientes de la tierra más aún. Si también recaudamos rentas del petróleo, gas, y minerales además de valores de la tierra, éstos, combinados,  podrían proporcionar los ingresos sustanciales, más que suficientes para la nación entera. Incluso si comenzamos reclamando una mayor cantidad de valores de la tierra mientras que disminuyen los impuestos sobre la producción y el consumo, la eficiencia en las ganancias de nuestra economía podría disminuir hasta eliminar nuestra necesidad de los demás impuestos.
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  • 10. AUTONOMÍA LOCAL

    Cada brizna de hierba tiene su lugar en la Tierra de dónde obtiene su vida, su fuerza; y así está el hombre arraigado a la tierra de la que obtiene su fe junto con su vida.

    – Joseph Conrad (1857- 1924)


    “No tengo enemistad hacia el Inglés, pero si hacia su civilización “, dijo Mohandas K. Gandhi, conocido como Mahatma o Gran Alma por su voluntad indomable y devoción desinteresada al pueblo de la India, cuando él los condujo hacia la independencia del dominio colonial británico. A pesar de que se refirió a la civilización Inglesa en esta declaración, Gandhi estaba criticando las estructuras sociales e instituciones de los llamados civilizaciones dominadoras en general. Las
    civilizaciones dominadoras  se caracterizan por personas que no reconocen que su propio bienestar depende del bienestar de las comunidades en las que viven. Como resultado de su sentido de alienación, las personas dentro de estas civilizaciones buscan controlar y dominar a los demás, por lo general a través de estructuras sociales que ejercen el poder de arriba a abajo. Gandhi creía que mientras la autonomía y la libertad de cada miembro de la sociedad fuese limitada, la violencia institucionalizada impregnaría invariablemente la sociedad. Él defendido el principio de autogobierno, o swaraj, como un efectivo antídoto contra los poderes globalizados que a menudo sirven a los

     

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    limitados intereses particulares, de corporaciones y de los gobiernos.

    Swaraj, según Gandhi, es el reconocimiento de la autonomía innata de todo ser humano; destaca la autosuficiencia del individuo tanto en los asuntos privados y públicos como un requisito previo esencial para la experiencia de la unidad social y la armonía a una escala mayor. Swaraj desafía la creencia de que la sociedad sólo puede ser controlada efectivamente de arriba hacia abajo, en lugar de a nivel local desde cero y hacia arriba. La visión de swaraj es aquella en la que las comunidades locales son entidades son efectivamente auto-gobernadas, aunque también están conectadas en sus relaciones con otras comunidades soberanas alrededor de ellas. El principio de swaraj se ha expresado de muchas formas diferentes a lo largo de la historia. Tal como es intuido por los comentaristas políticos modernos en su llamadas a un gobierno pequeño, también es implícitamente reconocido este hecho por grupos de defensa de base civil local y los movimientos civiles comunitarios.

    Pero la sociedad actual parece estar orientada en la dirección opuesta. La falta de acceso asequible a las fuerzas de la tierra provoca que algunos de nosotros llevemos a cabo trabajos que no contribuyen necesariamente a nuestra comunidad local y que tienen poco que ver con nuestra habilidades, intereses y deseos individuales de marcar una diferencia en el mundo; mientras tanto, las oportunidades de autoempleo y el perfeccionamiento de la artesanía tradicional de formas únicas adecuadas para nuestros temperamentos individuales parecen disminuir a lo largo del tiempo. ¿Por qué estamos presenciando este monumental cambio en el desarrollo humano hacia una, cada vez mayor, centralización

     

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    del poder de la toma de decisiones de arriba hacia abajo? ¿Es sólo porque nuestro mundo se ha vuelto cada vez más interconectado a través de la infraestructura y la tecnología, o hay quizá otra razón más profunda?

    Hemos visto que los sistemas de ingresos públicos crean incentivos conductuales que influyen directamente en el individuo así como influye en los destinos de los  colectivos humanos. Desafortunadamente, en la mayoría de las naciones, los ingresos fiscales derivados de las actividades de producción y consumo son recogidas en el ámbito local y a menudo se canalizan directamente al nivel nacional y desde el nivel nacional son a continuación redistribuidos lentamente de vuelta al nivel local. Los impuesto a la renta y a las nóminas, por ejemplo, se van por lo general al gobierno nacional, pero luego sólo de manera muy lenta encontran su camino de regreso a la economía local. Este enfoque “en cascada” de arriba a abajo, fomenta la centralización del poder de dos maneras.

    En primer lugar, porque los ingresos fiscales no se conservan en el nivel de ámbito local antes de ser redirigidos hacia el Estado y el nivel nacional, haciendo que la riqueza y el poder se concentren en las manos de unos pocos que toman las decisiones clave. La gente en estas posiciones de poder a menudo son capaces de desviar grandes cantidades de riqueza para fines de interés personal o en beneficio de los esfuerzos de lobbys, en lugar de para el beneficio de las comunidades que crearon la riqueza en un principio.

    En segundo lugar, siempre y cuando los ingresos fiscales encuentren su camino de regreso al nivel local, lo hacen sólo en una pequeña fracción de la riqueza que originalmente se desvió y por lo general vienen con condiciones. Esta práctica no sólo crea dependencias insanas

     

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    entre las comunidades locales y los niveles más altos de gobierno, que son contrarios a la democracia en espíritu, pero también obligan a las comunidades locales a luchar por el acceso a la riqueza necesaria que era de ellas en un primer momento.

    Al igual que Gandhi reconoció que un enfoque de arriba hacia abajo generalmente es perjudicial para las personas, también nosotros debiésemos ser sabios y reconocer que las sociedades sólo pueden florecer en el tiempo siempre y cuando los seres humanos permanezcan capacitados de decidir a nivel local. Para avanzar, entonces, debemos tener en cuenta la sabiduría de swaraj– la sabiduría del autogobierno y la autonomía local: Sólo estaremos plenamente capacitados para decidir a nivel local si nuestro dinero fluye hacia arriba en vez de hacia abajo. La riqueza generada localmente tiene que ser retenido primero en el nivel local antes de que pase hacia a mivel de concejo, provincia o nacional y luego a un nivel internacional. Las contribuciones de tierras comunitarias tienen el potencial para lograr este enfoque de abajo hacia arriba. Dado que toda la riqueza proviene de la naturaleza, los ingresos de la comunidad mediante las contribuciones de tierra pueden convertirse en el principal mecanismo por  el que se pueda conservar la riqueza a nivel local de manera más eficiente, empoderada y efectiva. (59)

    Los derechos de uso del suelo (véase el Capítulo 8, Restaurando las Comunidades) son una forma efectiva conservar la riqueza a un nivel local, ya que las comunidades reciben una renta perpetua de las propiedades vinculadas a los derechos de uso del suelo. Este modelo es marcadamente diferente de nuestra realidad actual, donde cada vez que una propiedad se vende, las instituciones financieras ofrecen financiamiento a los compradores que tienen que pagar precios más altos ya que la tierra se hace más cara con el paso del tiempo. A través de este proceso,

     

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    la riqueza de la comunidad se privatiza y se desvia al sector financiero y a los terratenientes. Los derechos de uso del suelo, por otro lado, contrarrestarían esta tendencia porque los derechos de uso del suelo reducen drásticamente el precio de venta de la tierra; los compradores requerirían poca financiación externa, si fuese necesario, para la compra de propiedades vinculadas a los derechos de uso del suelo.

     

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  • 11. VIVIENDA ASEQUIBLE

    No puede haber justicia en una sociedad en la que algunos viven en la indigencia o en la sombra de ese riesgo, mientras que otros ni siquiera se lo pueden imaginar.

    – Jordan Flaherty, Periodista y Organizador Comunitario

    Vivimos en un mundo de abundancia sin embargo simultáneamente hay pobreza. Ya no podemos culpar a la hambruna, la guerra, o la falta de progreso tecnológico de la pobreza que sigue siendo una parte inextricable de la experiencia humana. Tampoco podemos culpar por el estado de las cosas solamente a nuestro sistema monetario basado en la deuda. Aunque el dinero compra el poder, sólo puede hacerlo, en un sistema económico en el que la riqueza no puede crearse fácilmente debido a la propiedad y el acaparamiento de tierras. Los seres humanos necesitan la tierra aún más de lo que necesitan el dinero; el monopolio de la tierra -no el monopolio del dinero- es el principal impulsor de la pobreza y la desigualdad. (60) Una vez que entendemos que el problema es la falta de acceso asequible a la tierra, y por lo tanto a la comunidad, entendemos por qué el valor de la tierra tiene que ser compartido.

    Los economistas de todo el mundo ya han cimentado gran parte de la bases científicas para la efectividad y validez de las contribuciones de tierras comunitarias. Las personas no familiarizadas con las contribuciones de tierras a menudo se preguntan si estas contribuciones

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    elevarán el coste de la vivienda. Sin embargo, como veremos en el este capítulo, la tierra en realidad se hace más asequible, porque la tierra ya no será acaparada. Y puesto que los ingresos de las contribuciones de tierra disminuirán o incluso eliminarán la necesidad de los impuestos convencionales, los bienes y servicios se convertirán en mucho más asequibles. El resultado final es que los propietarios son propensos a incurrir en ahorro neto debido a la disminución o eliminación de los impuestos y el coste de la vida considerablemente más bajo.

    Las contribuciones de tierras comunitarias sólo son una carga para los propietarios que no ponen la tierra a servir a un uso eficiente. Los inquilinos no son afectados porque los inquilinos ya pagan por los beneficios que reciben de las comunidades en las que están viviendo, excepto que están pagando a sus propietarios en lugar de a su comunidades. En otras palabras, dado que los inquilinos ya pagan contribuciones de tierras a los dueños de las propiedades, las contribuciones de tierras ya están incluidas en los beneficios de los terratenientes si estos alquilan sus propiedades; si los propietarios tratan de cobrar  contribuciones de tierras comunitarias a sus arrendatarios, y por tanto cobrar a los inquilinos dos veces por los beneficios que los inquilinos reciben de la comunidad, van a encontrarse con que el mercado de alquiler de propiedades simplemente proveerá al inquilino con otro dueño de propiedad que esté dispuesto a aceptar menos beneficio. (61)

    Sin embargo, las contribuciones de tierras comunitarias proveen un gana-gana para todos, ya que los promotores inmobiliarios pueden todavía obtener beneficios a partir del valor de las casa que proporcionan; ellos simplemente no podrán seguir aprovechándose de la tierra más. Y debido a que las contribuciones de tierras comunitarias llevarán a

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    un aumento general de la riqueza para la sociedad al tiempo que evitan un mayor aumento del coste de vida, la contribuciones de tierra comunitaria serán muy beneficiosas para los inquilinos también.

    Nuestras leyes y prácticas actuales no son compatibles con el sueño de la persona promedio de acceder a una vivienda asequible. Mientras tanto, propietarios con hipotecas caras están agobiados por sus deudas; nuestro sistema actual no les permite vender sus casas fácilmente y alquilar en su lugar. Políticas económica fallidas tendientes a fomentar la propiedad- y con ello la propiedad de la tierra- están podridas en su núcleo debido a que están construidas sobre el supuesto de que la tierra debe ser poseída y lucrarse con ella. Como resultado, estas políticas nos preparan para que tengamos en cuenta el interés propio a corto plazo a expensas de intereses comunes y, por tanto, a expensas de nuestra propio interés a largo plazo.

    Una forma de que las comunidades puedan crear viviendas asequibles es que las comunidades locales adopten los derechos de uso del suelo. Para llevar a cabo una transición hacia un modelo de este tipo, ya sea los gobiernos locales o fideicomisos de tierras comunitarias proporcionarían financiamiento para los compradores de vivienda, que entonces harían contribuciones de tierras en sus propiedades a perpetuidad. En consecuencia, las comunidades podrían obtener un reembolso por los bienes y los servicios que prestan a los propietarios de viviendas, mientras que la compradores de propiedades se tornarían principalmente compradores de vivienda, no compradores de tierras. De esta forma, el precio de los inmuebles puede potencialmente disminuir en un rango de entre el 10 al 70 por ciento, dependiendo de las condiciones del mercado inmobiliario local, y todo el mundo gana.

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    Usemos un ejemplo práctico: Si una propiedad se vende por 250,000$, pero tiene una casa en ella valorada en 100.000$, sabemos que el valor de la tierra de la propiedad (o su ubicación) es de 150.000$. En consecuencia, un comprador de vivienda de una propiedad de 250,000$ paga una prima de 150.000$ sólo por el privilegio de vivir en una comunidad determinada. Esa prima, sin embargo, no fluye a los bolsillos de la comunidad en el que esta propiedad se encuentra: son los dueños anteriores así como las instituciones financieras que han proporcionado financiamiento en el camino los que se han embolsado esta prima en su lugar. (62)

    Llevemos el ejemplo un poco más lejos: Dos personas, John y Susan, cada uno decide comprar un condominio en esa ubicación por 250.000$. En aras de la simplicidad, vamos a asumir que tanto John como Susan hacen un pago inicial de 50.000$, o el 20 por ciento a la propiedad. Para pagar los 200.000$ restantes, John opta por una hipoteca de treinta años a una tasa de interés del 5 por ciento, mientras que Susan opta por un derecho de uso de tierra . Su comunidad local, con el fin de promover la vivienda asequible, proporciona a Susan 120.000$ en efectivo para el pago del valor de ubicación de la propiedad, así como una hipoteca de treinta años a una tasa de interés del 5 por ciento para el resto de los 80,000$ a cambio de emitirle a Susan un derecho de uso de tierra. (63)

    Tan pronto como Susan compra la propiedad- ahora atada a un derecho de uso de tierra- el precio de venta de la propiedad disminuye significativamente, porque quien posea esta propiedad a partir de ahora estará para siempre obligado a hacer una contribución de tierra comunitaria

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    basada en el valor de la ubicación de esta propiedad. Así, mientras el condominio de John sigue teniendo un precio de 250.000$ , el condominio de Susan ahora tiene un precio de tan sólo 140.000$, ¡una reducción del 44 por ciento! (64) Mientras tanto, John paga un total de 1.036$ al mes en intereses hipotecarios e impuestos a la propiedad durante el primer año; Susan, sin embargo, sólo paga un total de $ 731 al mes en intereses hipotecarios y aportaciones de tierras.

    Echemos un vistazo al flujo de dinero para los próximos diez años. Siempre que la tierra se compra y se vende, tres grupos de interés se posicionan automáticamente por una porción de los ingresos que que genera el valor de la tierra: la comunidad, el dueño de la propiedad, y la instituciones que financian la propiedad. Cuando la tierra aumenta en valor, estos aumentos siempre se distribuyen entre esos tres grupos de interés, dependiendo de cómo el valor de la tierra se divide.

    Suponiendo una tasa promedio de crecimiento del valor de la tierra del 2 por ciento al año y una tasa de interés general del 3 por ciento,  un condominio de 250,000$ sin derecho de uso de tierra costará 283.000$ en diez años. Una propiedad igual ligada al derecho de uso de tierra, sin embargo, tendrá todavía un precio de 149,000$ , incluso después de diez años. Las ventajas para los futuros compradores de vivienda se hacen evidentes inmediatamente: Con precios inmobiliarios una vez más asequibles, los nuevos propietarios pueden usar su dinero en otros menesteres en su lugar. Mientras tanto, las contribuciones de tierra para esta propiedad se han aumentado de 400$ al mes a alrededor de 478$ al mes (las contribuciones de tierras comunitarias, tienden a aumentar en general con el tiempo cuanto más crece una ciudad) (65)

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    John paga un total de 897$ al mes en intereses hipotecarios e impuestos de propiedad durante el décimo año, mientras que Susan paga los intereses hipotecarios combinado con la contribución de la tierra pagos por un total de 753$ al mes (ver Tabla 11-1).

                                TABLA 11- 1: COSTO MENSUAL DE VIDA                           COMPARACIÓN DE LA DÉCIMO AÑO

    Table 12-1 ESPEn el caso de John el banco tomará la parte grande del valor de la tierra a través de los pagos de intereses hipotecarios. Con el derecho de uso del suelo, por su parte, a la comunidad le irá mucho mejor: Los ingresos recaudados en nombre de la comunidad durante esos diez años viene a ser alrededor de 53.000$ , más del doble de 25.000$ , que es lo que la comunidad hubiese recaudado de otra forma mediante los impuestos de propiedad convencionales (ver Tabla 11-2).

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    TABLE 11- 2: TOTAL EXPENSES DURING TEN YEARS

    Table 12-2 ESPPara que nuestro modelo de contribución de tierra sea completo, tenemos que considerar dos aspectos más en nuestra discusión de vivienda asequible. En primer lugar, tenemos que reducir al mínimo la desigualdad entre los inquilinos y los propietarios de tierras, y en segundo lugar, tenemos que proporcionar a los sin-tierra  y sin-techo,  acceso garantizado a la tierra.

    Actualmente, los propietarios pueden beneficiarse de la tierra, mientras que los inquilinos no pueden. Debido a que los inquilinos no son capaces de sacar provecho de la tierra, por lo general terminan siendo expulsados mediante la gentrificación cuando las rentas aumentan. Por desgracia, en nuestro modelo económico actual hay pocas cosas que las comunidades puedan hacer para implementar control del alquiler  en su intento de evitar que las rentas aumenten; rentas más altas son un subproducto natural del aumento de la riqueza de un área determinada. Debido a que esta afluencia de riqueza es embolsada por los dueños e instituciones financieras y no se comparte con todos los residentes, el control de alquileres a menudo parece como la opción menos mala en la lucha contra la gentrificación. [nota del traductor: Gentrificación (del inglés, gentrification) es un proceso de transformación urbana en el que la población original de un sector o barrio deteriorado y paupérrimo es progresivamente desplazada por otra de un mayor nivel adquisitivo a la vez que se renueva.] Pero el control de alquileres viene con una serie de efectos secundarios negativos, como la escasez de vivienda y

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    la bajada de la calidad de las viviendas, y no sirve a la comunidad a largo plazo. (66)

    Lo que se necesita es un mecanismo totalmente nuevo por el que las rentas más altas se comparten con todos los residentes propietarios e inquilinos por igual. Una forma eficaz de hacerlo es a través de la emisión de una Renta Básica Universal parcial a todos los residentes, financiada enteramente de las contribuciones de tierra comunitaria. Una Renta Básica Universal, sólo cuando es exclusivamente derivada de las contribuciones de tierras comunitarias, tiene el efecto de impedir la gentrificación: Cuando los inquilinos reciben una Renta Básica Universal, son capaces de pagar las rentas más altas que pagan a sus propietarios, quienes a su vez tienen que pagar más dinero a su comunidad local y ofrecer mejores servicios a sus inquilinos. La comunidad, a su vez, comparte ese valor agregado de los ingresos con toda los miembros de la comunidad – y todo el mundo gana.

    Tener uno su propia casa  puede aliviar tremendamente la propia mente de una manera que pocas cosas en la vida pueden; los vagabundos a menudo son dolorosamente conscientes de esta realidad porque carecen de seguridad psicológica. Mientras que algunas personas tienden a creer que las personas sin hogar son o perezoso o mentalmente incapaces de ganar el dinero suficiente para pagar un lugar donde vivir, pocas personas consideran el principio de que la tierra tiene que ser compartida con todo los seres humanos-, independientemente de si una persona contribuye a la sociedad o no. Esto se debe a que ningún ser humano ha creado la tierra; por lo tanto, ningún ser humano tiene un derecho justificable a marginar a otra persona de la tierra. Además, todos nosotros necesitamos de la tierra, al igual que necesitamos aire para respirar.

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    Puesto que cada uno tiene un derecho fundamental a la tierra, es deber de la sociedad proporcionar un nivel mínimo de acceso a la tierra a todos  sus miembros gratuitamente. Se puede alcanzar esto para propietarios e inquilinos poniendo a su disposición una Renta Básica Universal; las personas sin hogar, sin embargo, deben también tener la opción de  vivienda pública libre (el coste de las cuales se puede deducir de su porción de Renta Básica Universal) para que puedan tener alojamiento sin vivir con el temor de ser desalojados. Proporcionar a los sin techo con vivienda libre también tiene sentido desde una base financiera, ya que el coste de la provisión de viviendas para las personas sin hogar a menudo tiende a ser significativamente menor que los costes sociales reales y las cargas sociales que son creados por los sintecho. (67)

    La tierra es un derecho humano universal. Considere lo importante que es para la mente humana tener un suelo al que llamar ¡propio! Pero para que todo el mundo tenga su propio terreno, el valor de la tierra tiene que ser compartido, y la vivienda tiene que ser proporcionada a los que viven en los marginalizados.

    La tierra pertenece a la gente, sin embargo, las personas sin hogar no son sólo personas sin hogar: son campesinos sin tierra. Su pobreza no es tanto un reflejo de su incapacidad para proveer suficiente para sí mismos en un sistema económico depredador, sino más bien un reflejo de nuestra ignorancia colectiva. Una vez que nosotros nos demos cuenta de que toda persona tiene derecho a la tierra -y, por tanto, a la vivienda-, y una vez que nos demos cuenta de cómo cosificamos este derecho convirtiendolo en mercancía lista para al mejor postor, se hace evidente la forma en que cada uno de nosotros somos cómplices de la pobreza de los demás. Por ello, depende de todos nosotros hacer nuestra parte en el alivio de la pobreza y

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    crear, en palabras de Charles Eisenstein, “el mundo más hermoso que nuestros corazones saben que es posible”.

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  • 12. CIUDADES PROSPERAS

    La renta no es un impuesto. Es el pago por el uso de una ubicación, determinado por el regateo del mercado, y no hace ninguna diferencia para el usuario de la tierra si éste paga el alquiler a los padres de la ciudad o a un particular.

    – Frank Chodorov (1887- 1966)


    Imagínese a un hombre que trabaja muy duro y hace
    contribuciones valiosas en su trabajo todos los días. Al final de cada mes, justo cuando está a punto de recibir el pago por parte de su empleador, en reconocimiento del valor que él creó, se niega a recibir su cheque de pago y le dice a su empleador que, de hecho, se ha pasado varias horas al final de cada día de trabajo pidiendo dinero en la calle. Esto, dice, es la forma en la que prefiere ganar un ingreso. Por extraño que pudiésemos considerar el comportamiento de este hombre, él estaría actuando solo al igual que los gobiernos municipales de todo el mundo actuan en la actualidad. Los gobiernos municipales proporcionan servicios indispensables a los residentes y viajeros -las personas que los mantienen empeados- sin embargo, son compensados ​​inadecuadamente por sus servicios, y de maneras que, en gran medida, no tienen relación con el valor que crean a través de los servicios que prestan.

    Cada vez que una ciudad ofrece mejores servicios, tales como el aumento de la protección policial o la mejora del transporte público, el valor de la tierra en las áreas que están positivamente afectados por la presen-

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    cia de estos servicios adicionales por lo general aumenta, a menudo significativamente. (68) Los propietarios son capaces de meterse en el bolsillo las ganancias de este incremento del valor de la propiedad -causadas por estos servicios de valor añadido-, mientras que las ciudades luchan por encontrar fuentes de ingresos suficientes para cubrir los gastos de esos servicios. Los gobiernos municipales tienden a reclamar sólo pequeñas porciones de los valores que sus servicios generan a los dueños de propiedades; por lo general intentan esto aplicando un impuesto a la propiedad (IBI). Mientras que los impuestos de propiedad capturan algo del valor que los servicios que la ciudad provee -aunque sólo en pequeña medida- también contienen impuestos sobre el valor del edificio  y por lo tanto penalizan tanto a los propietarios de viviendas existentes así como a los promotores inmobiliarios comerciales por igual. Un impuesto a la propiedad, por lo tanto, es un cajón de sastre. Los especuladores de tierras, promotores inmobiliarios y rentistas (los que viven de rentas de la propiedad o inversiones), muchos de los cuales hacen dinero sin el suministro a la sociedad de bienes o servicios de valor correspondiente, a menudo ejercen un poder considerable en los ayuntamientos y tienden a oponerse a las contribuciones de tierras comunitarias, por lo que las ciudades tienen por lo general difícil el abolir el impuesto a la propiedad en favor de las contribuciones puras de tierras comunitarias.

    En un intento por reducir la brecha entre el impuesto a la propiedad y las contribuciones de tierras, algunas ciudades de pensamiento avanzadp en Estados Unidos y otras partes del mundo ya tienen instituido un impuesto a la propiedad de dos niveles, también conocida como tasa dividida del impuesto a la propiedad: Primero separan el valor de las mejoras de un establecimiento del valor de la tierra subyacente de una propiedad, a continuación, se aplica un tipo de gravamen sobre el valor de las mejoras y otro para el valor de la tierra subyacente. Luego, con el paso del tiempo

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    tiempo, disminuyen gradualmente la tasa del impuesto sobre el valor de las mejoras y aumentan la tasa sobre el valor de la tierra. Esta proceso permite a los propietarios y promotores inmobiliarios comerciales experimentar una transición gradual hacia un sistema en el que se pagan cada vez más por los beneficios que reciben a través del uso exclusivo de la tierra. Esta transición crea incentivos económicos saludables para los propietarios y promotores  inmobiliarios en la escala temporal.

    MEDIA 12- 1: CÓMO LAS CIUDADES DE PENNSYLVANIA ADOPTARON EL IMPUESTO SOBRE LA PROPIEDAD DE DOS NIVELES

    De Rick Rybeck y Walt Rybeck, publicado en Public Management Magazine, Agosto de 2012, vol. 94, no. 4.

    http://unitism.co/splitratetax

    El impuesto a la propiedad es una de las aproximaciones más cercanas que tenemos hoy en día a las contribuciones de tierras comunitarias. Por esta razón, las tasas de impuestos a la propiedad y las tasas asequibilidad de vivienda- es decir, las tasas de asequibilidad de la tierra se correlacionan inversamente: Cuanto menor sea el impuesto a la propiedad, más cara, de media, la propiedad. (69) Cuando los propietarios pagan menos impuestos a la propiedad, terminan pagando menos dinero a la sociedad por el uso de la tierra. El problema, sin embargo, es que, dado que los bajos impuestos a la propiedad tienden a aumentar el precio de venta de la tierra, irónicamente, los propietarios generalmente terminan pagando más dinero por la tierra -no a la sociedad-, sino a otros terratenientes y a las instituciones financieras que financian la compra de la propiedad.

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    Los estragos que causan en la sociedad los impuestos de propiedad más bajos se han demostrado claramente en el estado de California: En 1978 los votantes de California aprobaron la Proposición 13 por voto popular, lo que limitaba los impuestos a la propiedad a sólo el 1 por ciento del valor total de la casa. La proposición 13 también revalorizaba artificialmente la base imponible del impuesto a la propiedad a niveles de 1975 y establecía que la base tasada, a diferencia de la base de impuesto a la propiedad real, no podría aumentar en más del 2 por ciento por año. Por otra parte, la Proposición 13 ordenaba que la base del impuesto a la propiedad no se evaluase anualmente, sino sólo en la nueva construcción o en el cambio de dueño de la propiedad. La intención general de la legislación era minimizar a largo plazo la exposición fiscal de los propietarios de viviendas, manteniendo bajas las tasas de impuestos a la propiedad, así como los valores  de tasación de propiedades artificialmente bajos; en este sentido, la Proposición 13 tuvo un gran éxito. Desafortunadamente, como efecto secundario predecible, los precios del suelo en California se han disparado porque la tierra se convirtió en un mecanismo primordial por el cual los dueños de propiedades -y las instituciones financieras que especulan con hipotecas- fueron capaces de drenar la riqueza social.

    MEDIA 12- 2: PASAJEROS GRATIS EN EL TRANSPORTE PUBLICO

    La construcción de la línea Jubilee ilustra cómo los esfuerzos públicos de infraestructura benefician a los dueños de propiedades y qué se puede hacer al respecto. Este es un extracto del documental “Real Estate 4 Ransom”, que describe cómo se ha esculpido la economía para permitir que enormes fugas de riqueza fluyan a los bolsillos de unos pocos afortunados.
    http://unitism.co/freeridersvideo

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    Los grupos de presión de la Proposición 13 prometieron a los votantes de California que las escuelas públicas de California, que en ese momento recibieron gran parte de sus fondos de los ingresos de impuestos de propiedad, se beneficiarían de la aprobación de la legislación. Esto, por supuesto, resultó ser un falso reclamo; poco después de la aprobación de la Proposición 13, el sistema educativo de California, anteriormente puntero, no solo perdió una parte importante de su financiación, sino que también registró una disminución en la calidad hasta el punto de que hoy en día puntúa cerca de la parte inferior en los  informes generales de rendimiento de los estudiantes de los Estados Unidos. Escuelas, anteriormente autosuficientes en gran medida para su financiación, ahora dependen cada vez más de asistencia financiera del Estado de California (fíjate en el fenómeno de ingresos fiscales “en cascada” de arriba a abajo, mencionado en el Capítulo 10, Autonomía Local), mientras que las ciudades y condados a lo largo y ancho de California se enfrentan con ingresos tributarios significativamente menores resultantes de las limitaciones de los impuestos a la  propiedad. Y dado que los impuestos de propiedad más bajos conducen a valores de la tierra más altos, los propietarios californianos terminan pagando más dinero por la tierra en general; este círculo vicioso hace la Proposición 13 aún más injusta para los propietarios de viviendas y los contribuyentes de California.
    MEDIA 12- 3:  EL IMPACTO DE LA PROPOSICION 13 EN LAS ESCUELAS
    ¿Es la Proposición 13 la culpable de que la escasa financiación por alumno de California sea de las más bajas del país? Gloria Penner y Joanne Faryon del KPBS de San de Diego discuten el impacto que la Proposición 13 ha tenido en la financiación del sistema escolar de California.
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    Hay otra serie de razones por las que las contribuciones de tierras son necesarias para la vitalidad de cada pueblo, ciudad, y área metropolitana. La expansión urbana, por ejemplo, es el síntoma de un despilfarro de espacio de tierra. Pero la tierra es un bien precioso, sobre todo en los lugares deseados. Por lo tanto, es esencial dar a los usuarios de la tierra y a los promotores inmobiliarios incentivos económicos adecuados para alentarlos utilizar la tierra de manera eficiente. Nuestro sistema económico actual permite a la gente tener lotes/parcelas vacías en lugares valiosos. A menudo, dichos lotes tienen más en valor que lo que costes de los impuestos a la propiedad. El resultado es que los dueños de la propiedad y los promotores inmobiliarios no están incentivados a poner esas tierras a buen uso -¡aunque impidan que otras personas les den uso al mismo tiempo! Pero cuando el uso de cada pulgada de tierra tiene un coste para los usuarios de la tierra, los usuarios de la tierra se ven obligados a utilizar la tierra de manera eficiente, es por lo que cobrar a las entidades por el uso del suelo tiene el potencial de inhibir la expansión urbana.
    Muchas ciudades están actualmente experimentando con otros métodos para inhibir la expansión urbana, tales como los límites de crecimiento urbano, también conocidos como cinturones verdes. Los límites de crecimiento urbano, sin embargo, hacen que los precios del suelo urbano se disparen porque la tierra se hace aún más escasa de lo que ya lo es. Como los promotores inmobiliarios están presionados a utilizar todo el espacio disponible para el desarrollo, las ciudades son propensas a tener edificios más altos donde tener edificios menos altos habría sido del todo suficiente, así como a tener aún menos espacios abiertos como parques y otros servicios. Esta presión también puede causar el que el desarrollo
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    salte por encima del cinturón verde y cree las así llamados pueblos satélite, que a menudo actúan más como suburbios de cercanía en lugar de como comunidades independientes. Por otra parte, si viviéramos en un mundo donde la gente pagara a sus comunidades por el uso de la tierra, no existiría la expansión suburbana porque cada pulgada de tierra tendría un coste en curso. Viviríamos en un mundo donde sólo habría varias grandes ciudades sostenibles, rodeadas de granjas, con un montón de espacios verdes vírgenes entre medias.
    Cobrar a la gente un alquiler de mercado justo por el uso de la tierra alienta la organización eficiente de cualquier pueblo, ciudad y metrópolis; al mismo tiempo, mantiene los precios de la tierra en relación a la riqueza que genera para el área donde se aplica. Las contribuciones de tierras comunitarias conducen a un uso más intensivo de la tierra y a fomentar la ecologización de los alrededores de una ciudad, ya que la población existente tienden a agruparse más cerca. Las contribuciones de tierra también tienen una tendencia a promover la restauración de areas urbana marchitadas. (70) Con más y más personas viviendo en las ciudades, ¿no es importante que mejoremos la calidad de vida en las áreas urbanas? Si compartimos el valor de la tierra, la expansión urbana y la pobreza, con todos sus efectos sociales secundarios adversos y costosos, ya no tienen que ser subproductos automáticos de las zonas urbanas. En última instancia, sin embargo, si queremos lograr de verdad la sostenibilidad duradera, toda la tierra de la ciudad tiene con el tiempo que acabar siendo propiedad de la comunidad. El uso privado de la tierra  puede entonces ser fácilmente acomodado a través de la aplicación de los derechos negociables de uso del suelo; de esta manera,  los bancos ya no
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    harán dinero con la tierra y las personas ya no tendrán que clamar por el acceso a la tierra.
    MEDIA 12-4: MI GENERACIÓN CODICIOSA
    En este video, el economista Mason Gaffney, profesor de economía en la Universidad de California, Riverside, habla acerca de la razón principal de la expansión urbana y la distopía suburbana. ¿Puede Estados Unidos dar la vuelta a los problemas sociales y económicos que  están ahora ya fuera del control del gobierno federal y de los gobiernos estatales? El Dr. Gaffney argumenta que las soluciones eficaces han de estar basadas en una reforma radical del sistema fiscal.
    http://unitism.co/mygreedygen
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  • 13. AGRICULTURA SOSTENIBLE

    Los hombres de la antigüedad creían que por encima de todo, la moderación debía ser observada en la tenencia de la tierra, porque de hecho era su juicio que era mejor sembrar menos y arar con mayor intensidad. Para confesar la verdad, los latifundios [grandes terratenientes] han arruinado Italia, y pronto van a arruinar las provincias también.
    – Plinio el Viejo  (
    79- 23 AD)

    Una de las muchas preocupaciones que tiene la gente acerca de la contribuciones de tierras comunitarias es su impacto en la agricultura. Después todo, agricultores, ganaderos y horticultores dependen del uso extenso y productivo de la tierra para su sustento. La preocupación es que pueden ser incapaces de permitirse la tierra que cultivan. Pero esta percepción se basa en un malentendido de las contribuciones de las tierras de cultivo, que no son más que el pago de los beneficios que reciben los agricultores de su tierra y de trabajar cerca de las comunidades; las contribuciones no inciden de modo alguno en la riqueza que generan los agricultores a través de su empresa (los beneficios netos  aumentan significativamente con la eliminación de los impuestos sobre los esfuerzos productivos). Además, las contribuciones de los campos agrícolas tienden a ser comparativamente más bajas por defecto, ya que las tierras agrícolas tienden a ser mucho más asequibles que las tierras urbanas. Las contribuciones de tierras agricolas alientan a grandes superficies de terreno que han sido previamente

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    retenidas fuera del mercado y no han sido objeto de un uso productivo para volver a estar disponibles. Más tierras de cultivo disponibles, a su vez, conduce a disminuir las contribuciones de tierra de los campos agrícolas. Además, la propia producción de alimentos puede ser más sostenible ya que los costes de los insumos de producción, así como el trabajo, suministros y maquinaria se reducirán mientras que la demanda para las mercancías es probable que aumente debido a la ausencia o reducción de los impuestos convencionales.

    En nuestra actual realidad distorsionada, la tierra se aparta a menudo especulativamente sin ser objeto de un uso productivo. Como resultado, la tierra  agrícola hoy, a menudo tiene un valor especulativo basado en la creencia de que se utilizará en el futuro para fines urbanos. Debido a que las personas son capaces de aprovecharse de la tierra, la expansión suburbana se ha convertido en un problema importante; pueblos y ciudades consumen significativamente más tierra de lo que realmente necesitan. Esto hace que el valor de las tierras agrícolas aumente. Debido a estas distorsiones artificiales de la riqueza, ciertas  intervenciones legales artificiales, como las leyes de zonificación agrícola y exenciones de impuestos, se han vuelto cada vez más necesarias para evitar que las tierras de cultivo se convertan al uso urbano.

    La expansión urbana también atrae a los agricultores de mayor edad que quieren “cebar” su jubilación con dinero en efectivo proveniente de la venta de sus tierras a los promotores urbanos con el fin de financiar su jubilación. Esta dinámica, a su vez, incentiva a los promotores urbanos a aplicar presión a las autoridades locales para cambiar las ordenanzas de zonificación -una práctica que es obviamente insostenible, pero sin embargo incentivada bajo nuestro sistema. (71) De acuerdo con el Departamento de Agricultura de los EE.UU, la mitad de todos los agricultores actuales es

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    probable que se retiren en el año 2020; (72) dejarán a la próxima generación de agricultores con obstáculos casi insuperables, el principal de ellos es el elevado precio de la tierra. En un encuesta llevada a cabo con 1.300 jóvenes agricultores  aspirantes de todo Estados Unidos, realizada por la Coalición Nacional de Jóvenes Agricultores, una organización de apoyo a los jóvenes agricultores, el 78 por ciento de los encuestados citaron la falta de fondos, mientras que el 68 por ciento en concreto citaron la falta de acceso a la tierra como lo que les impide poseer y operar un explotación agrícola. (73) Ante estos desafíos, ¿no es evidente que cada vez habrá menos tierras de cultivo disponibles para una generación más joven de  agricultores independientes, a pesar de su necesidad de tierras de cultivo en su búsqueda para proporcionar alimentos a la sociedad? Y con más tierras de cultivo utilizadas con fines especulativos en lugar de para la producción de alimentos, no habrá más y más de la tierra disponible que permanezca concentrada en manos de los que tienen un montón de acceso al dinero, tales como grandes empresas agrícolas e inversionistas de Wall Street?

    MEDIA 13- 1: PROTECCIÓN DE TIERRA DE LABRANZA DE TENNESSEE LEY DE IMPUESTOS “REFUGIO” PARA RICOS Y FAMOSOS
    A nivel nacional, las leyes fiscales privilegiadas que benefician a la agricultura son abusadas ​​por empresarios que apartan la tierra de ser desarrollada, a pesar de la evidencia los programas en realidad impiden el desarrollo.

    http://unitism.co/farmlandtaxshelter

    Debido a que las contribuciones de campos agrícolas nunca serán mayores que el coste de arrendar tierras de cultivo en el libre-mercado (excluyendo el valor de las mejoras), y dado que el

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    valor del alquiler de las tierras agrícolas siempre estará a un nivel al del que los agricultores laboriosos y eficientes pueden beneficiarse, las contribuciones de campos agrícolas  garantizan beneficios para los que saben cómo utilizar la tierra de manera eficiente. De acuerdo con otro estudio conducido por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, la asombrosa cifra del 29 por ciento de todas las tierras agrícolas en 2007 era propiedad de terratenientes quienes arrendaban a granjeros inquilinos. (74) Si los arrendatarios pueden tener éxito incluso ahora con los impuestos sobre el trabajo y el capital, claramente los inquilinos granjeros pueden tener éxito también, incluso cuando no sean capaces de aprovecharse de las tierras agrícolas en sí. Los arrendatarios también tendrán éxito en una economía basada en las contribuciones de tierras porque ya han demostrado su capacidad de pago por el uso de tierra excepto que ahora tendrán que pagar a sus comunidades en lugar de sus propietarios. Las contribuciones de campos agrícolas no impactarán negativamente a los arrendatarios porque las contribuciones de tierra, como hemos visto en el capítulo 11, vivienda asequible, no pueden ser transmitidas de los propietarios a los inquilinos. Con contribuciones de tierras de cultivo, los agricultores sólo perderán dinero si utilizan la tierra por debajo de su potencial productivo. Las contribuciones  de tierras de cultivo -como fracción del valor del renta mercado de alquiler de tierras agrícolas- siempre garantizan un beneficio para aquellos que utilizan las tierras agrícolas bien.

    Con el fin de ayudarnos a entender mejor esta dinámica, vamos a considerar de nuevo el ejemplo del capítulo 3, el libre mercado, un escenario en el que somos dueños de una parcela de terreno sin mejorar que podemos o bien alquilar en el mercado abierto por 6,000$ al año, o, en su defecto, utilizar para nuestros propios propósitos.

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    En ese ejemplo, elegimos utilizarlo para nuestros propios propósitos y contratar a un agricultor a tiempo parcial que genera un total de 20.000$ de valor de producción. Pagamos el agricultor 9.000$ en salarios y 3.000$ en compra de equipos. Nos damos cuenta, sin embargo de que, debido a nuestra propiedad absoluta de la tierra, somos capaces de sacar provecho de la tierra por embolsarnos su alquiler (Tabla 3-1, Beneficio de la Granja).

    Con nuestro nuevo conocimiento, vamos a considerar esta escenario de nuevo, pero esta vez vamos a analizar otros factores varios. En la actualidad, los ingresos son gravados, mientras que la tierra puede ser propiedad sin gravámen, por lo que vamos a utilizar una tasa de impuesto sobre la renta del 20 por ciento, lo que nos da un impuesto sobre la renta de 1,600$ (el 20 por ciento de 8.000$, nuestra beneficio bruto), así como unos impuestos de propiedad  1,500$ y vamos a compararlo con contribuciones de tierras a una tasa del 80 por ciento, lo que nos da una contribución tierra de 4,800$ (80 por ciento de los 6,000$ de valor de alquiler de la tierra). Para fines ilustrativos, las tasas precisas que utilizamos no son ni remotamente tan importantes como las implicaciones generales que podemos derivar de cómo los aumentos y disminuciones de nuestros números afectan nuestros cálculos de pérdidas y ganancias.

    ¿Qué pasa si aumentamos nuestra tasa de impuesto sobre la renta, así como la contribución de la tierra? Si aumentamos gradualmente nuestra tasa de impuestos sobre los ingresos, los impuestos sobre la renta se van a comer poco a poco la riqueza generada por nuestra mano de obra y el trabajo duro hasta que no quede nada. Sin embargo, si aumentamos gradualmente nuestra contribución de tierra para que se aproxime aún más de la valor del alquiler de la tierra, cualquier riqueza adicional producida con nuestro trabajo e ingenio permanece intacta, ya que las contribuciones de tierra

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    siempre permanecen iguales o inferiores al valor del alquiler de la tierra, en este caso 6.000$ al año.

    Claramente el agricultor sale mejor parado con un  combinado de impuestos a sus ingresos y el pago de impuestos de propiedad por 3,100$ en lugar de con una contribución de tierra de 4,800$. Pero ¿es realmente cierto? Otro importante factor financiero juega en la ecuación de las pérdidas y ganancias: los valores altos de la tierra conducen a mayores costes de financiación para quienes no pueden comprar tierras directamente, mientras que los capaces de comprar tierra sin una hipoteca por definición tienen menos dinero para gastar en la producción (ya que utilizan su dinero para comprar la tierra). En cualquier caso, los precios elevados de la tierra previenen el uso óptimo del dinero, lo que afecta al granjero de lleno.

    Sigamos el ejemplo anterior en el que tenemos los impuestos sobre los ingresos y sobre la propiedad de 3100$ y las contribuciones de tierra de 4.800$. Ya que sabemos valor del alquiler de la tierra, suponiendo una tasa de retorno del 3 por ciento y un impuesto sobre la propiedad a una tasa del 1 por ciento, podemos aproximar el precio de compra de esta tierra en alrededor de 150.000$ (para más detalles, véase el Apéndice: Las matemáticas detrás de la ciencia). Si nosotros aplicamos una contribución de tierra de 4.800$ al año al uso de esta tierra y quitamos el impuesto a la propiedad, el precio de compra de la tierra  es probable que disminuya a entorno a los 40.000$, ya que la perspectiva de las contribuciones de tierra reduce la cantidad que estamos dispuesto a pagar de nuestro bolsillo por la tierra.

    Vamos a suponer que en ambos escenarios compramos este terreno con una hipoteca mediante un pago inicial del 20 por ciento a una tasa de interés del 5 por ciento. En un escenario con impuestos sobre la renta e

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    impuestos a la propiedad, los valores altos de la tierra causan en nuestras cuentas anuales el pago de una hipoteca a treinta años de alrededor de $ 5.960 para el primer año, lo que resulta en una pérdida neta anual, a pesar de nuestra productividad como agricultor. En un escenario de contribución de tierra, sin embargo, los valores de la tierra son inferiores, y esto disminuye en gran medida lo que le debemos al banco: nuestros costes de financiación promedios ascienden a sólo alrededor de 1,589$ al año, lo que todavía nos permite obtener un beneficio (ver Tabla 13- 2).

    TABLA 13-2: GANANCIAS Y PÉRDIDAS DE GRANJA

    Table 13-2 esp


    El punto está claro: cuanto más dinero está atado a la tierra, menos personas son capaces de mantenerse a sí mismos a través de sus contribuciones a la

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    sociedad. ¡No es de extrañar que los bancos sean tan poderosos en nuestra economía! Por supuesto, las contribuciones de tierra no es probable que sean bien recibidas por los sectores inmobiliarios y financieros que quieren seguir haciendo su agosto [n.trad.  hispanohablantes de fuera de españa; hacer su agosto significa aprovecharse de] con el comercio de la tierra. Estas industrias quieren mantener los precios inmobiliarios altos. Si tenemos en cuenta que las contribuciones de campos agrícolas que se pagan actualmente van para al beneficio de particulares e instituciones financieras, representan una parte significativa de los gastos agrícolas de hoy endía, rápidamente nos damos cuenta de que las contribuciones de tierra pueden reducir al mínimo los gastos agrícolas y aumentar en gran medida los beneficios totales de las granjas. (75)

    Hacia finales del siglo XIX en los Estados Unidos, los ganaderos poseían grandes cantidades de tierra. Henry Miller, por ejemplo, fue uno de los más destacados terratenientes y ganaderos de su tiempo: en un determinado momento poseía más de 1,4 millones de acres de tierra y, supuestamente, ¡podía conducir su ganado de la frontera con México todo el camino hasta Oregón pasando todas las noches en su propiedad! Por aquel entonces, mucha de la tierra que bordeaba  lagos y ríos de California había sido comprada por propietarios privados que cobraban  tarifas exorbitantes a los agricultores por el uso del agua -un bien preciado y escaso en California- en consecuencia, forzando muchas granjas familiares a cerrar sus negocios.

    En 1887, el Estado de California aprobó la Ley de Wright, lo que permitió la creación de distritos especiales de riego del agua. El coste de construir la infraestructura de riego fue financiado a través de la imposición a la tierra, que en realidad se incrementó en valor como resultado del aumento de la irrigación y la fertilización. La tierra llegó a ser demasiado costosa para que los rancheros la comprasen; en consecuencia,

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    vendieron la tierra a precios asequibles a los agricultores que fueron capaces de poner la tierra a servir a un uso productivo. En el plazo de diez años, el Valle de San Joaquín de California se transformó en un vasta red de fincas de regadío independientes. Lo que una vez había sido un árido desierto se convirtió en el “granero de América”, una de las más zonas agrícolas más productivas del planeta. (76)

    Desde el momento en que comienzamos a compartir el valor de la tierra, los campos agrícolas volverán a ser una vez más asequibles; cualquier persona con la habilidad y capacidad para hacer crecer alimentos de manera eficiente será capaz de comprar o arrendar tierras de su comunidad local a un coste significativamente menor  y obtener algún beneficio. Las granjas familiares pequeñas, que tienden a utilizar la tierra de manera eficiente, una vez más tendrán una oportunidad viable en el cultivo de alimentos para sus comunidades locales, empoderándolas en el proceso. Los  métodos agrícolas como la permacultura, que utilizan la tierra, tanto intensiva como armoniosamente, se preparan para prosperar en este nuevo paradigma económico. (77)

    MEDIA 13- 3: The killing fields
    The killing fields es un documental que destaca la importancia que la economía juega en la conservación de la vida silvestre. La película explora la relación entre la vida silvestre, la tierra, la economía y el derecho. Es presentada por el economista Fred Harrison y cuenta con Peter Smith, CEO y fundador del Wildwood Trust, también cuenta con el Dr. Duncan Pickard, terrateniente y agricultor, y Polly Higgins, abogado ambientalista, autor, y activista.

    http://unitism.co/thekillingfieldsdoc

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  • 14. EL PRECIO DE LA PAZ

    La paz permanente sólo puede establecerse cuando los hombres y las naciones se hayan dado cuenta de que los recursos naturales deben ser un patrimonio común, y se utilicen para el bien de toda la humanidad.
    – Primer Vizconde Philip Snowden (1864- 1937)

    Hay, básicamente, sólo tres maneras en que podemos obtener riqueza: podemos crear riqueza, recibirla de otra persona, o quitársela a otra persona. En economía, el término búsqueda de rentas significa el intento de una persona de llevarse la riqueza, cosa que la persona puede lograr mediante la manipulación del entorno social y político con el fin de reorientar el flujo de los ingresos hacia sí misma. El premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz definió la búsqueda de rentas como “usar el poder político y económico para obtener una mayor parte del pastel nacional, en lugar de hacer crecer el pastel.” (78) En cierto sentido, la búsqueda de rentas es la búsqueda de un acceso privilegiado a la riqueza de la comunidad, que, por supuesto, también incluye el alquiler de la tierra. La búsqueda de rentas es endémica a nuestra civilización: conduce a una  sociedad disfuncional basada en la explotación y da como resultado la corrosión del tejido social. La explotación individual conduce a la desigualdad de la riqueza, la degeneración cultural y la delincuencia; la explotación ecológica provoca la extinción de especies y la destrucción del hábitat; la explotación nacional fomenta la inseguridad global y la guerra. Las naciones, por ejemplo, se dedican a la búsqueda de rentas cuando

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    codician los recursos naturales del extranjero en lugar de utilizar sus recursos propios de manera más eficiente y sostenible dentro del país. Las naciones que participan activamente en la búsqueda de rentas están participando normalmente en una vieja práctica de la edad antigua conocida como el acaparamiento de tierras.

    Al igual que una ciudad puede dejar de hacer un uso eficiente de sus zonas urbanas y en lugar de ello, expandirse a sus alrededores en busca de tierra barata, una nación puede optar por participar en la búsqueda de rentas mediante la adquisición de propiedad o control de los recursos naturales extranjeros que considera de interés estratégico. La razón de que la búsqueda de rentas a nivel nacional  funcione de manera similar a la expansión urbana es porque en ambos casos se utilizan muy poco eficientemente los recursos preexistentes: si una ciudad crece, o bien tiene que utilizar sus tierras más eficientemente al permitir construcción adicional y edificios más altos dentro de los límites de la ciudad, o tendrá que expandirse a la tierra vecina. La expansión urbana requiere que la ciudad invierta capital en carreteras adicionales y otras infraestructuras de transporte, así como en líneas eléctricas y alcantarillado, por ejemplo. Sin embargo, la mayoría de las ciudades no recuperan sus inversiones en infraestructura recaptando el consiguiente aumento en el valor de la tierra, así que los contribuyentes existentes se ven obligados a pagar la factura. Del mismo modo, una nación dedicada a la adquisición de los recursos naturales extranjeros requiere de una infraestructura costosa y sofisticada de empresas militares, industriales y comerciales, que son, en última instancia, financiadas por los contribuyentes nacionales. (79)

    Cualquier nación que busca la adquisición de recursos externos se dedica a la búsqueda de rentas. El mantenimiento de un infraestructura imperial activa es una tarea costosa para cualquier nación, y las ganancias de los recursos extranjeros en general, sólo benefician a

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    unos pocos, lo que conduce a un aumento de la desigualdad de la riqueza nacional. Las naciones luego no logran mantener sus economías de origen en buena forma mientras simultáneamente se extienden demasiado en el extranjero de manera que, dado el tiempo suficiente, precipitan su eventual desaparición.

    Este proceso de búsqueda de rentas a nivel nacional se ha expresado así mismo a lo largo de la historia humana: la  búsqueda de la Alemania nazi del Lebensraum, el colonialismo Europeo,  el destino manifiesto de América, así como su liderazgo en las guerras en el extranjero, la adquisición por parte de China de la tierra en África y América del Sur son todos ejemplos de la búsqueda de rentas a nivel nacional en una forma u otra. También se ha producido un comportamiento de captación de rentas a nivel individual cuando los campesinos sin tierra huyendo de la alquileres altos y la pobreza en Europa se instalaron en otros continentes; los nuevos propietarios de estos continentes no podían cobrar tanto alquiler porque había una vasta extensión de tierras de calidad  que los colonos podían poseer libres de rentas, gratuitamente. El Sueño Americano sólo fue posible debido a la disponibilidad de tierra barata que fue tomada de los nativos  americanos.

    También es posible contrarrestar la tendencia hacia la búsqueda de rentas a una escala global. Fred Foldvary concibe una llamada confederación geográfica o geo-confederación, una herramienta de mediación de conflictos para naciones que participan en disputas territoriales basadas en enemistades históricas, culturales o políticas. Bajo su propuesta, las contribuciones de tierra se recaudan sobre las zonas en disputa territorial por una agencia internacional de mediación de conflictos establecida especialmente para tal fin (una confederación). Las contribuciones de tierra

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    se pagan a la confederación por parte de las distintas naciones que ocupan los territorios en disputa en proporción exacta a los valores de la tierra de esos territorios. La confederación a continuación redistribuye estos fondos a las naciones que las ocupan así como a la población afectada dentro de las zonas territorialmente en disputa. De esta manera, la ocupación de una  área en disputa viene con un precio – precio que refleja con mayor precisión las ganancias económicas reales que persiguen las naciones ocupantes, así como los costes económicos reales que se están infligiendo a las personas en los territorios en disputa. Utilizando uno de los conflictos históricamente más difíciles como ejemplo – el conflicto Palestino-Israelí, Foldvary comparte con nosotros cómo sería una confederación geográfica en este caso: (80)

    “Bajo una confederación geográfica o geo-confederación, los gobiernos de Israel y Palestina poseerían la propiedad de la tierra a un precio. Actualmente, la tierra en manos de ambos lados ahora no tiene a cargo ningún coste. Pero si cada uno tuviese que pagar un alto precio por cada acre que posee, tal vez el precio de mantener la tierra, induciría a un menor deseo intenso de maximizar la superficie terrestre y el valor de la tierra.

    La [confederación] podría, por ejemplo, distribuir el 30 por ciento de la renta a los gobiernos de los estados constituyentes sobre la base de su población. Otro 30 por ciento de las rentas podría pagarse igualmente a los dos estados, cada uno conseguiendo el 15 por ciento. Esto actuaría como contrapeso a una guerra entre la población.

    La confederación retendría la renta de la tierra restante para su administración y el pago de cualquier deuda o para los acuerdos en compensación por las pérdidas ocasionadas.

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    Para los israelíes aceptar un acuerdo, no tienen que considerarse como ceder territorio, sino cambiando su gobernabilidad; no como una retirada, sino como un acuerdo para compartir la soberanía; no como el establecimiento de un estado vecino hostil, sino como la preservación de la autonomía judía dentro de un gobierno común sobre el que tendrán un control significativo.

    Los palestinos están bajo presión para una solución. La economía de la Autoridad Palestina ha sido devastada y no pueden durar mucho tiempo las restricciones impuestas por Israel en respuesta a la continua violencia. Pero los palestinos, sin embargo, se resistirán a un acuerdo a menos que lo vean como un plan justo. La obtención de su parte de la renta de toda la tierra en Israel y Palestina como compensación por no poseerla sería recorrer un largo camino hacia la percepción de la justicia económica.

    La fuente última de resentimiento y odio es la sensación de que el otro está disfrutando de un privilegio, una ventaja injusta, o de una posición de dominio. Cuando todos sean políticamente iguales, tales sentimientos disminuirán y entonces y sólo entonces, la cooperación y la amistad serán posibles. La lucha política por la tierra se transformará en un mercado económico en el que los que utilicen la tierra compensarán a los otros por el uso de su común patria.

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    MEDIA 14-1: LA PAZ A TRAVÉS DE LA DEMOCRACIA CONFEDERATIVA Y LA JUSTICIA ECONÓMICA

    En este trabajo, el economista Fred Foldvary ofrece una propuesta por la que la renta de los territorios en disputa es recogida para el beneficio público como una manera de reflejar con exactitud el coste real de la ocupación.
    http://unitism.co/globalconfederacy

    ¿Veremos alguna vez una resolución del conflicto palestino-israelí? En última instancia, depende del grado con el que estemos dispuestos a sacrificar nuestro propio interés a corto plazo en nombre de un bien mayor, que incluye nuestros intereses a largo plazo. La paz tiene un precio, y ese precio es el ingreso no ganado mediante nuestro trabajo que recibimos de la tierra. Siempre y cuando no estamos dispuestos a compartir el valor de la tierra entre nosotros, lo más probable es que no podamos crear paz perdurable, no importa cuánto intentemos hacer lo contrario. Pero si encontramos dentro de nosotros la voluntad de compartir los dones de la naturaleza con los otros, podemos encontrar una razonable posibilidad de  alcanzar finalmente una paz duradera en la Tierra.

    El precio de la paz es alto debido a que los cambios que necesitan hacerse son asombrosos; sin embargo, el precio a pagar palidece en última instancia en comparación con el coste que todos vamos a tener que soportar si nos negamos a compartir la tierra los unos con los otros. Entonces, resolvamos pagar el precio de la paz, para que un día podamos dejar un legado positivo y duradero a nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.

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  • 15. UN NUEVO PARADIGMA

    Nuestra civilización es constitucionalmente incapaz de revertir la aniquilación del capital natural, o incluso tan siquiera frenarla. Acostúmbrate a eso. Cuando realmente entendamos eso, el proyecto de reconcebir la civilización misma ganará un poderoso impulso.
    – Charles Eisenstein,
    autor de “El Ascenso de la Humanidad”

    Cuando Oren Lyons, portavoz de los nativos americanos y guardián de la fé, asistió al Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, desafió a los políticos reunidos allí y a los líderes de la lista Fortune 100 de las empresas más ricas -eran todos hombres- para darse cuenta de que sus empresas estaban destruyendo la tierra. Una persona del público, un directivo de una gran empresa, respondió que él era incapaz de revertir el rumbo ya que su empresa tenía que demostrar beneficios. Si su empresa no muestra beneficios, dijo, sería despedido. “¿A quién debe demostrar beneficios?”, Preguntó Lyons. “A usted, el accionista”, respondió el hombre. “¿Está casado?”  preguntó Lyons al CEO. “Sí, lo estoy”, respondió. “¿Tiene algún nieto?” “Sí, los tengo; tengo dos muchachos”. Entonces Lyons hizo una pregunta clave: “¿Cuándo dejará de ser usted un CEO y empezará a ser un abuelo?” Más tarde, Lyons recordó: “Había mucho silencio allí porque era una cuestión moral. Y si usted no tiene una

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    planteamiento moral en su proceso de gobierno, usted no tiene un proceso que vaya a sobrevivir. Esa es la ley que rige. Usted debe tener una sociedad moral, o no tendrá ninguna.” (81)

    Nuestra cultura industrializada está obsesionada con la economía del crecimiento: los inversores, accionistas, directores generales y los políticos buscan el crecimiento económico, ya que nuestro sistema económico lo demanda. ¿Pero es el crecimiento económico lo que realmente queremos? Una vez que la gente llega a un cierto nivel de seguridad económica, por lo general, tiende a centrarse más en el establecimiento de relaciones significativas  y actividades que le den un sentido de alegría y satisfacción. ¿No sería prudente preguntarnos si el crecimiento económico perpetuo verdaderamente nos permitirá cumplir nuestros deseos más íntimos? La respuesta a esta pregunta  se convierte rápidamente en auto-evidente una vez que nos damos cuenta de que el crecimiento económico en nuestro sistema actual simplemente perpetúa la mismísima escasez que buscamos erradicar con más crecimiento económico –la  escasez es la que nos impide el cumplimiento de nuestros verdaderos deseos en primer lugar.

    Otros esfuerzos en la resolución de nuestros problemas sociales también están fallando. Por ejemplo, limitar el crecimiento de la población por sí sólo no puede resolver los problemas sociales de hoy en día, ya que la sobrepoblación no es la causa fundamental de nuestro desequilibrio social. Una población mayor que armonice con la naturaleza puede vivir en mayor equilibrio con la naturaleza que una población pequeña que consuma derrochando y destruyendo la naturaleza en el proceso. (82) Pero aún así, con el estilo de vida humano tal y como es, el crecimiento de la población sigue siendo una gran preocupación: eventualmente destruirá la frágil ecología de nuestro planeta si lo ignoramos. (83)

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    Igualmente, el avance tecnológico por sí sólo no puede marcar el comienzo de una época de prosperidad mundial. Si el progreso tecnológico hace ciertas áreas más habitables, esos lugares se convierten en más atractivos para vivir, lo que aumenta la demanda de esas tierras. Sin embargo, debido a que la oferta del suelo para cada ubicación es limitada, la tierra termina siendo cada vez más cara; el  progreso tecnológico por tanto, también aumenta el valor del suelo. Sin embargo, siempre y cuando el valor de la tierra no se comparta, los incrementos en el valor de la tierra impedirán que los avances tecnológicos tengan un impacto positivo duradero para todos los miembros de la sociedad.

    En nuestra exploración, hemos visto algunas de las consecuencias que se producen cuando extraemos recursos del nivel de las comunidades locales, y nos hemos encontrado un nuevo paradigma que permite un mayor desarrollo del potencial humano. Ahora, a medida que llevamos nuestro viaje a su fin, vamos a identificar el proceso que tiene que ocurrir para que podamos realizar este nuevo paradigma en la Tierra.

    El camino hacia la implementación de este nuevo paradigma es probable que vaya a ser arduo, ya que el cambio, rara vez llega fácilmente. Nosotros, los seres humanos tendemos a menudo a resistirnos al cambio, sobre todo si tal cambio implica incertidumbre. Sin embargo, el cambio es lo que estamos llamados a abrazar, ya que si cada uno de nosotros entra en contacto con este nuevo paradigma y se da cuenta de su potencial para mejorar la calidad de vida de todos los seres humanos, puede que nos demos cuenta de que tenemos en nuestras manos un mensaje de esperanza inmensamente poderoso. Lejos de ser un vaga e  impracticable teoría,  tenemos por fin un conjunto de directrices que integran armoniosamente nuestros ideales y visiones más elevados en

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    un modo de vida tangible y práctico  -uno mediante el que cualquier comunidad, pueblo, ciudad, estado o nación puede vivir libremente-.

    El proceso de realización de este paradigma comienza con la conciencia. Cuando cada uno de nosotros sea suficientemente consciente y nos demos cuenta de cómo nos afectamos los unos a los otros, comenzaremos a vivir en alineación con una visión del mundo que tiene sus raíces en una profunda conexión con la red viviente de la vida que nos rodea. La conciencia es seguida por la educación: cuantos más de nosotros entiendan cómo las comunidades se benefician cada vez que el valor de la tierra generado por la comunidad se comparte con los que lo crearon, tanto más probablemente seamos capaces de abogar con éxito por la implantación de este paradigma a gran escala. (84)

    Recordemos siempre que cada uno de nosotros damos luz a esta nueva conciencia. Este paradigma requiere un fundamental cambio de pasar de ver al yo individual como una entidad separada, separada de la totalidad de la vida, hacia el reconocimiento de la interdependencia de todos los seres vivos. Cuando sinceramente nos preguntamos: “¿Qué sirve al mayor bien de todos?” evolucionamos desde nuestra semejanza a las células cancerosas, que se multiplican sin tener en cuenta el resto del cuerpo hacia las células sanas en el cuerpo de la vida, conscientes de nuestra interconexión. Cualquier persona con un corazón y mente que realmente busca el bien común puede alinearse a sí mismos con una integridad más elevada de esta manera.

    Nuestras estructuras económicas y sociales actuales son expresiones de elecciones pasadas realizadas por seres humanos individuales de tramos de conciencia diferentes. Y dado que nuestra conciencia tiende a influir en nuestro entorno, así como

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    ser influenciada por el, nuestra tarea es transformar no sólo a nosotros mismos sino también las estructuras sociales que no reflejan nuestra interdependencia en estructuras sociales funcionales y eficaces. De esta manera, la realización de nuestra interconexión puede afectar de manera positiva y en incremento a todo el mundo en la sociedad con el tiempo. Pero recordemos que le toca a cada uno de nosotros hacer el trabajo interno necesario primero para que podamos propagar nuestra nueva conciencia en nuestro entorno y moldear nuestros sistemas en nuevas formas que nos recuerden nuestra interconexión.

    Educación, nuestro siguiente paso, es el proceso por el cual damos a conocer este nuevo paradigma, tanto a nosotros mismos como a otros. Debido a que la mayoría de nosotros tratamos la tierra como propiedad y no la reconocemos como un don para ser compartido, por lo general no pensamos dos veces cuando la tierra es comprada y vendida por beneficio. Tenemos que ayudar a los propietarios a darse cuenta de que tienen derecho a beneficiarse del valor financiero de su casa, pero no del valor financiero de la tierra sobre la cual esa casa existe. (85) Sin embargo, a menos que se ofrezcan incentivos atractivos, la gente a menudo se resiste al cambio, y seremos prudentes de incluir incentivos de cambio tales como los derechos de uso del suelo como parte del componente de la educación. La gente también es más propensa a aceptar las contribuciones de tierras comunitarias una vez se dan cuenta de que los impuestos a la renta personal y corporativa, a las ventas y ganancias de capital  no son necesarios en este nuevo paradigma económico. Nuestra tarea es la de insertar estos cambios dentro de la conciencia del público, por ejemplo, a través de programas de difusión. El objetivo último de la educación

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    es ayudar a todo el mundo a reconocer que está verdaderamente en el mejor interés de todo el mundo el compartir los dones de la naturaleza.

    La defensa legislativa, el paso final, sólo puede tener éxito una vez que un número suficiente de personas han tomado conciencia de su interconexión, así como de este nuevo paradigma. Una vez suficientes de nosotros seamos conscientes, este paradigma encontrará muchas más posibilidades de ser implementado a un nivel legislativo y político.

    Pero tengamos en mente que para crear un mundo que funcione para todos, estamos llamados primero a recordar lo que somos como seres humanos, siempre ligados a la red de la vida mayor. Al someternos a este cambio, estamos cambiando la historia de lo que somos en relación con este planeta en el que vivimos y con los seres con los que estamos conviviendo. Mientras más vivamos en alineamiento con esta nueva conciencia, más experimentaremos una mayor profundidad y propósito en nuestras propias vidas y en nuestras relaciones con los demás. El momento en que nos abrimos, aunque sea brevemente, a un verdadero sentido de interconexión, nos abrimos a una experiencia que es nada menos que el maravilloso sentimiento sincero de pertenencia y el conocimiento de que todos estamos juntos en esto. Vamos a actuar desde este lugar de recuerdo para que podamos influir positivamente en nuestro propio bienestar, en el destino de nuestra civilización y en la prosperidad de las generaciones que están por venir.

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  • EPILOGO: UNA NOTA PERSONAL

    No heredamos la Tierra de nuestros ancestros, la tomamos prestada de nuestros hijos.
    – Proverbio nativo americano

    Juntos hemos explorado el secreto de cómo los ciclos económicos se expanden y se contraen, la forma en la que canibalizamos la naturaleza, y cómo, sociedades enteras ascienden y caen. Es, como todo buen secreto, uno muy antiguo; que se ha mantenido en el umbral de muchas revoluciones, que ha sido respaldado por grandes pensadores de toda la historia. Aunque parece casi olvidado hoy en día, su poder perdura: La verdad es la verdad, incluso cuando es negada, ignorada, o despreciada.

    Me pasé muchos años buscando las causas ocultas de nuestros problemas económicos y ecológicos y luego pasé varios años más, investigando y escribiendo este libro. Contiene sabiduría que creo que es fundamental para la supervivencia de la raza humana, así como fundacional de nuestras esperanzas y sueños de dejar detrás nuestro un mundo mejor para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.

    Durante mi infancia ciertas preguntas me inquietaban: ¿Por qué la mayoría de la gente tiene tan poco, cuando unos pocos tienen tanto? ¿Y por qué las personas que tienen mucho no comparten más libremente con los necesitados? Estas preguntas me preocuparon

     

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    a un nivel u otro a lo largo de mi vida siendo pequeño, fue por eso que una de mis aspiraciones de la niñez era convertirme en alguien que compartiese sus posesiones con aquellos que lo necesitaban. Como adulto me di cuenta, sin embargo, de que mi aspiración juvenil ni podía ayudar a aliviar la pobreza por sí sola, ni aliviaría el dolor de la separación que sentía en mi interior. Así que en lugar de eso me apunté a cumplir el propósito más profundo de mi sueño de la infancia, desarrollando al mismo tiempo mis propios esfuerzos de sensibilización y buscan proyectos que pudiesen de alguna manera ayudar a crear un mundo más hermoso. (86)

    Después de graduarme en la universidad, me convertí en un empresario para ver cómo la sociedad se podía mejorar a través de la empresa social. En el proceso, comencé a prestar mucha atención a las dinámicas económicas que ayudaban e influenciaban los resultados de mis empresas. Por ejemplo, una vez cogestionaba una centro comunitario y de salud, así que la ubicación era crucial para nuestro éxito; el arrendador, sin embargo, ordenaba el cobro de una parte sustancial de nuestros ingresos mensuales simplemente porque él tenía el monopolio de nuestro lugar en particular, a pesar del hecho de que ya estábamos pagando impuestos sobre los ingresos, las nóminas y las ventas. Estábamos dispuestos a pagar por los beneficios de una buena ubicación, pero no dos veces. Y dado que mudarnos a otro lugar habría traído consigo la pérdida de la ventaja de ubicación, aprendí de primera mano en qué medida los propietarios son capaces de extraer rentas no ganadas con las contribuciones de terceras personas a la sociedad.

    Con los años se me ocurrió que la estructura económica por sí misma influye en los seres humanos de maneras mucho más poderosas

     

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    que lo que podría hacerlo cualquier aventura empresarial solitaria emprendida. Empecé a preguntarme si el estado de la economía podría ser responsable de los destinos de naciones enteras. Fué una revelación profunda: Si la estructura fundacional de nuestra economía fuese alterada para satisfacer mejor las necesidades sociales, tal vez podría llegar un momento en que habría poca necesidad de empresa social o de trabajo sin fines de lucro. La economía por sí sola podría convertirse en una gran empresa para el bien social.

    Mi siguiente reto consistía en averiguar qué es exactamente lo que  necesitaba ser cambiado, por qué y cómo en nuestra economía. Decidí no estudiar formalmente la economía dominante ya que intuí que sus defensores no habían descubierto aún una solución amplia y resistente al paso del tiempo para la pobreza y la desigualdad de la riqueza, o no tenían las agallas para abogar públicamente por una posición que podría ser políticamente controvertida.
    Me puse a descubrir por mí mismo lo que realmente  necesita
    ser llevado a cabo con el fin de eliminar la pobreza y crear un mundo más próspero para todos.

    Y así comenzó un período de varios años en los que investigué diversos aspectos de la economía. Pero mi búsqueda no proporcionaba ninguna respuesta concluyente hasta que me encontré con la Ley de la Renta. De inmediato comprendí la esencia de este principio y me di cuenta de que la privatización del  valorde la tierra se describe en términos básicos cómo los individuos y las instituciones se benefician de la tierra a costa de los demás. Para aprender más acerca de este principio económico, tuve que juntar piezas de mi educación de diversas fuentes; Yo no podía encontrar un solo libro de texto que explicase todo el tema

     

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    de manera integral y simple que pudiese entender. Y así, con el tiempo, me di cuenta de que el trabajo de explicar este tema, de una manera que alguien como yo pudiese entender, recaería en mí.

    Escribí Tierra tanto con la intención de comprender y también ofrecer al mundo una solución económica que pudiese calmar sus muchos males. Sin embargo, cuanto más tiempo estudiaba este tema, más profundamente llegaba a sentir la omnipresencia de nuestra ignorancia colectiva. A nivel humano, sigo siendo parte de un historia colectiva que parece empeñada en perpetuar la ilusión de la separación y la desunión; mi corazón sigue estando profundamente afectado cuando veo el sufrimiento desolador de la gente sin hogar o cuando soy testigo en la vida diaria de la lucha financiera por sobrevivir. Parecía apropiado responder con compasión al sufrimiento que estamos causándonos entre nosotros y hacer mi pequeña parte por ayudarnos a concebir y crear nuevos sistemas económicos y sociales. En consecuencia, me embarqué en el desarrollo del concepto de Unitism: una alternativa sostenible a nuestra forma actual de capitalismo. Estoy invitando a los interesados ​​a unirse a mí en este esfuerzo visitando la Página web de Unitism en http://unitism.com.

    Tal vez este libro le abrirá a nuevas ideas sobre cómo pensar y actuar para lograr una nueva humanidad donde todos prosperarán. Es mi regalo para el mundo. Si le gusta este trabajo, por favor considere compartir su apreciación con otros de una manera que sea significativa para usted.

    Mi propósito al escribir este libro se ha hecho realidad y el material ha encontrado su camino a sus manos: Tómelo a partir

     

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    de aquí y corra con el. Le deseo lo mejor, mi querido compañero de viaje en este hermoso planeta Tierra.

     

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  • APENDICE – LAS MATEMÁTICAS TRAS LA CIENCIA

    Los precios del suelo tienden a cambiar de forma significativa con la introducción de las contribuciones de tierras comunitarias, simplemente porque las contribuciones de tierras impiden que individuos e instituciones se aprovechen excesivamente de la tierra. Aunque los siguientes cálculos nos ofrecen amplias referencias teóricas, no es necesario comprender las matemáticas para comprender la teoría detrás de las contribuciones de tierra; las matemáticas sólo se mencionan aquí para el lector interesado.

    Si P land es el precio de compra de la tierra bajo un sistema de contribuciones de tierras, i la tasa de interés vigente, r el valor de la renta de la tierra, y c la contribución que está siendo recogida, se utiliza la siguiente ecuación matemática para estimar el nuevo precio de compra de la tierra;

    Por ejemplo, si i = 3%, r = $ 6.000, y c = $ 4800, entonces:

    APENDIX3El valor del alquiler de la tierra – es la renta r – se puede aproximar utilizando el precio de compra de la tierra sin impuestos propiedad P y la tasa de interés vigente i , o el precio de compra del terreno con impuesto a la propiedad P tax  (vamos a suponer un precio de $ 150.000) junto con latasa de interés i y la tasa de impuesto a la propiedad (vamos a suponer una tasa de impuesto a la propiedad del 1 por ciento). Este

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    cálculo es sólo una aproximación, sin embargo, dado que los precios de compra  no sólo contienen el valor de la renta capitalizada, sino que también incluyen un componente especulativo (el componente especulativo disminuirá cuanto más valor de la tierra se recupere):

    APENDIX2Contribuciones de tierra por valor de $ 4,800 a aprovechan el 80 por ciento de $ 6.000, el valor de la renta de la tierra. La fórmula para calcular esta fracción f es:

    APENDIX1Una propiedad valorada en $ 250.000 (con un valor de la tierra de $ 150.000, un valor de construcción de $ 100.000, y un  tipo de gravamen del 1 por ciento del impuesto a la propiedad) se revalorizó en $ 140.000 (con un valor de la tierra de $ 40.000 y un valor de la construcción $ 100.000) con una contribución tierra de $ 4,800 y sin impuestos a la propiedad – una reducción del 44 por ciento.

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