The post NOS MUDAMOS appeared first on Marko Vlahovic-Adamec.
]]>Consideramos que nuestras ideas desbordan la simple pretensión de implantar el impuesto sobre el valor de la tierra. La teoría va más allá de la simple medida fiscal, y por tanto, hemos preferido ahora que podemos, cambiar de página. El cambio solo es de nombre, pues todo lo demás permanece intacto al haber pasado la información de esta página a la nueva, que en adelante pasa a ser www.geoismo.com
The post NOS MUDAMOS appeared first on Marko Vlahovic-Adamec.
]]>The post La libertad del proletario appeared first on Marko Vlahovic-Adamec.
]]>En otro tiempo se poseía esclavos, no por disponer del hombre, sino por apropiarse el fruto de su trabajo. Y cuando, trocadas las circunstancias sociales, fue necesario para tal fin, nació la servidumbre de la gleba, y el hombre fue semilibre: el derecho feudal adscribiéndole a la tierra, fue suficiente para despojarle, sin que lo pudiera eludir.
Ahora es libre del todo. La Constitución lo declara libre; a veces, hasta el pobre proletario se imagina que lo es. Si, es libre para morir, como lo era el esclavo en otro tiempo: más para vivir, no, porque no se vive del aire; necesita para su subsistencia, emplear sus brazos y no encuentra dónde, porque todo aquello en que pudiera emplearlos, la tierra, los bosques, las minas, está monopolizado, es de propiedad particular; ¿Que hará de su libertad, sino rendirla, ponerla a disposición de los monopolizadores de esos agentes naturales sin los que no es posible la vida? Aceptar de nuevo el yugo de la esclavitud que los legisladores creían haber roto, y sufrirla a cambio de un pedazo de pan.
¡Son libres! ¿Libres para qué? La única libertad que le es dada es la de elegir entre la esclavitud y la muerte por hambre. Esa siempre la han tenido los hombres; no la han añadido ni una dracma todas las resoluciones meramente políticas ni todas las conquistas de la democracia. Los obreros si no quieren trabajar por el mendrugo infecto que les arrojan, un alimento que no darían los patronos a sus caballos de lujo, pueden marcharse a otra parte; para eso también son libres. Pero, ¿dónde irán que unos patronos no sustituyan a otros? Cambiarán de dogal, pero la esclavitud les sigue a todas partes, porque no está en ellos, sino en la tierra que pisan, y dondequiera que esta se halle apropiada estará la esclavitud.
Los obreros son esclavos con permiso para circular por la nación. No importa que muden de residencia porque los amos ya no los compran, sino que los alquilan; y estos siempre encuentran bastantes obreros desocupados para que su precio no encarezca. Si alguna vez exige demasiado la bestia humana por su propio alquiler, bastará que los amos disminuyan un poco su negocio para que aquellos se avengan a razones. Lo que en la civilización antigua hacía el látigo, en la civilización moderna lo hace más cómodamente el hambre.
La libertad de mudar de residencia es irrisoria, ya lo saben los obreros. ¿No irían si esa libertad sirviera para algo? Siempre hay desventurados deseosos de reemplazar a los primeros en su esclavitud.
Baldomero Argente
The post La libertad del proletario appeared first on Marko Vlahovic-Adamec.
]]>The post Breve exposición de la teoría del Impuesto Único appeared first on Marko Vlahovic-Adamec.
]]>Los impuestos sobre productos del trabajo tienden a restringir la producción. Por consiguiente, no deben imponerse contribuciones sobre las mejoras ni sobre las mercancías.
Un impuesto sobre el valor de los terrenos no restringe la producción ni disminuye la recompensa de los que usan la tierra, sino que, haciendo onerosa su conservación fuera de uso, ensancha el campo de las naturales ocasiones de trabajo y estimula la producción. Por consiguiente, todos los impuestos deben recaer sobre el valor de los terrenos.
Cada hombre tiene derecho al completo resultado de su trabajo o empresa para producir mercancías, edificar casas, mejorar campos o contribuir por otros modos a la satisfacción de sus necesidades; pero el valor inherente a la tierra, por razón de la creciente competencia para usarla y que es debido al crecimiento de la población y de las mejoras públicas pertenece en justicia a la comunidad. Por consiguiente, el público debe tomar por el impuesto todo el valor anual de los terrenos.
Donde quiera que la renta económica se tome de este modo para el soporte de las cargas públicas, la industria y las empresas todas serán aliviadas de impuestos y no quedará ningún estímulo para conservar tierras fuera de uso. Cesará la especulación de terrenos y quedarán abiertas al trabajo las naturales ocasiones. Los obreros que no puedan obtener buenos empleos podrán siempre emplearse ellos mismos, sin que esto quiera decir que todos se empleen en la Agricultura, sino que siendo los terrenos agrícolas, mineros y edificables accesibles a los que quieran usarlos, no habrá falta de trabajo, y los jornales en todas las industrias se elevarán a su natural nivel, o sea la íntegra ganancia del trabajo: ¿cómo encontrarán ocasión de trabajar todos los que lo desean para producir riquezas? El Impuesto Único, al abrir las naturales ocasiones y al mismo tiempo aliviando las cargas a la industria, resuelve el problema del trabajo.
El solo método practicable para llegar al impuesto único es la supresión sucesiva de todos los demás, y necesariamente incluye la abolición de los derechos de Aduanas. Por consiguiente, el Impuesto Único envuelve el absoluto librecambio.
Con este nuevo sistema de impuestos se conseguirán además:
Primero: Abolir las multas y castigos –contribuciones y arbitrios- que hoy se imponen a todo el que mejora un campo, edifica una casa, instala una máquina o se ocupa de cualquier modo de emplear trabajo y producir riqueza.
Segundo: Dejar a todos en libertad de aplicar trabajo o gastar capital sin ninguna clase de multas y restricciones, con lo que cada cual recogería el producto íntegro de su trabajo.
Lo mismo comprende nuestra reforma a los terrenos urbanos que a los agrícolas y mineras.
El Impuesto Único
The post Breve exposición de la teoría del Impuesto Único appeared first on Marko Vlahovic-Adamec.
]]>The post El problema de la propiedad – El Impuesto Único – nº1- Abril de 1914 appeared first on Marko Vlahovic-Adamec.
]]>
En todos los países podemos ver que hay dos clases de propiedad: una hecha por la ley y otra hecha por el trabajo. A la primera suele llamarse la propiedad por antonomasia o la propiedad real, probablemente para ocultar su carácter artificial. A la segunda se le designa con el nombre de propiedad mobiliaria; pero cuando se trata de mejoras y edificios sobre un terreno se los confunde con la propiedad de este terreno llamándose inmueble, no por descuido, sino deliberadamente para introducir la confusión mental e impedir el reconocimiento de la fundamental diferencia entre las mejoras y el terreno que por naturaleza son cosas tan distintas. ¡Inmueble un edificio que empieza por construirse a piezas transportadas en volquetes, carros y carretillas; que constantemente se le están añadiendo y quitando cosas y que al demolerse vuelve a transportarse todo del mismo modo! Lo que se trata es de impedir se distinga este valor del de el solar que le sustenta. El solar, la tierra, es un don del Creador y su valor lo crea la comunidad, mientras que el de los edificios y demás mejoras, es debido al trabajo individual.
La palabra inmueble aplicada a las construcciones, es, pues, insidiosa. Se quiere hipócritamente hacer creer al espíritu público que el solar y el edificio o el terreno y sus mejoras forman una misma cosa, y efectivamente, se ha conseguido ese resultado porque todavía para la mayoría de las gentes pasa inadvertido que los edificios están construidos sobre la tierra.
Un piano de cola, un motor de vapor y otros artefactos, son más difíciles de transportar que un muro. Deberían, pues, llamarse también inmueble como las casas, y sin embargo, a nadie se le ha ocurrido darles ese nombre. Se está viendo clara la intención de fomentar la mental confusión del pueblo para impedirle reconocer la fundamental diferencia que hay entre la tierra y sus mejoras.
Otra razón de por qué se llama propiedad real a la hecha por la ley, es que su posesión capacita al amo para obtener la otra clase de propiedad mucho más fácilmente y en mayor cantidad que por cualquier otro método. En este sentido, es seguramente, muy real.
En una sociedad regida por el orden o gobierno natural, no habría más que una clase de propiedad que consistiría únicamente en las cosas hechas por el trabajo. Ninguna otra clase de propiedad debiera tolerarse en un país verdaderamente civilizado. La razón de esta afirmación aparece claramente cuando se considera la naturaleza de la propiedad hecha por la ley en sus diversos aspectos, tales como la propiedad de la tierra, las concesiones de servicios públicos, el proteccionismo, etc., etc., cuya validez depende enteramente de la tierra. La propiedad hecha por la ley no paga seguros, puesto que ni hay riesgo de incendios, ni se corroe, ni perece.
Veámoslo con un ejemplo: cuando un incendio destruye una ciudad, los dueños de la propiedad hecha por el trabajo lo pierden todo, mientras que los amos de la propiedad hecha por la ley, no pierden nada; al contrario ganan enormemente, porque ante la perspectiva de la reconstrucción de una ciudad más nueva y mejor con los materiales provistos por el trabajo, los solares aumenta de valor. Recientemente está el ejemplo de San Francisco de California. Tal es el poder del monopolio de la tierra protegido por la ley.
Ahora bien, la única razón de por qué la propiedad hecha por la ley es útil a los amos, es que merced a ella se apoderan de enormes cantidades de lo que el trabajo produce, sin dar nada en cambio. Esta es la alquimia que en pleno siglo XX transmuta las piedras en oro. Si no fuera por esta peculiar cualidad, no tendría ninguna ventaja esta facultad de exigir tributos creada por la ley y nadie se cuidaría de ella; pero a causa de tal cualidad es buscada por los especuladores y capitalistas en todas partes.
Las riquezas únicamente pueden producirse por el trabajo, no por la ley. La ley no puede hacer riquezas, sino únicamente tomarlas después de hechas, estas son las funciones fundamentales de las leyes; tomar las riquezas primero y defenderlas después, lo cual es el principal asunto en una inversión. ¡Qué grande es la ley!
La sociedad llamada civilizada gravita alrededor de la idea de conservar las inversiones antes que conservar los hombres, y como quiera que la mayoría de las propiedades son hechas y mantenidas por la ley, se sigue de aquí que para mantener la integridad de las inversiones, tal como hoy se reconocen, deben sacrificarse millones de hombres, de aquí que las mujeres y los niños de los pobres son sacrificados; y así tiene que suceder, pues no puede ser de otra manera mientras exista la propiedad hecha por la ley en la escala actual. Si la sociedad continua fiando la integridad de la propiedad hecha por la ley, únicamente puede hacerlo a expensas de la propiedad hecha por el trabajo y de los productores. No hay ni puede haber otro modo.
Esta es la única explicación de la universal carestía de las subsistencias en un siglo en que los poderes de producción han aumentado colosalmente. El poder de exigir tributo de la propiedad hecha por la ley está limitado únicamente por la capacidad de pagarlo que tienen los productores de la propiedad hecha por el trabajo. Esta es la razón de que la vida del obrero sea una horrible pesadilla en vez de una fiesta continua, y esta es la razón por la cual los trabajadores de todas clases están cada vez más inseguros e intranquilos y por la que el mundo del trabajo protesta airadamente contra las insoportables cargas con que le agobian los intangibles, pero ciertos, procedimientos de la Ley.
La propiedad hecha por la ley es la raíz de los males sociales. Es insidiosa en sus procedimientos, omnipotente, irresistible y misteriosa. Es compleja para los no iniciados; pero tiene una fácil solución para todo aquel que sea capaz de analizar un problema y separe de un modo lógico sus elementos. El problema es enteramente económico y no consiste en ninguna lucha de clases.
El antagonismo está entre el hombre y las instituciones de la propiedad privada de la tierra. Es un inmoderable antagonismo entre las dos clases de propiedades: la producida por el trabajo y la producida por la ley, y nada podrá remediarlo sino volver al orden natural y salvar así tanto la vida social como la individual.
No se podrá impedir la catástrofe si no se reconoce pronto QUE NO HAY MÁS CLASE DE PROPIEDAD QUE LA PRODUCIZA POR EL TRABAJO.
Esta es la simple, científica, justa, obvia, lógica, defendible y necesaria limitación del derecho de propiedad. Si no fijamos este límite, siempre estaremos abocados a la certeza de que el derecho de propiedad devorará a la humanidad.
Si se quiere que la propiedad cumpla su misión propia hay que reducirle a su propia esfera. Hay que limitarla y fijarla, y esto sólo se conseguirá reconociendo que NO HAY MÁS CLASE DE PROPIEDAD QUE LA PRODUCIDA POR EL TRABAJO.
Henry H. Hardinge
The post El problema de la propiedad – El Impuesto Único – nº1- Abril de 1914 appeared first on Marko Vlahovic-Adamec.
]]>The post El Impuesto Único en RT News appeared first on Marko Vlahovic-Adamec.
]]>Scott explica algunos aspectos fundamentales de esta medida y su impacto trascendental y su capacidad transformado en la vida de la sociedad y del individuo en solo 7 minutos:
The post El Impuesto Único en RT News appeared first on Marko Vlahovic-Adamec.
]]>The post ¿Quién posee tu nación? appeared first on Marko Vlahovic-Adamec.
]]>
“Aquellos que tienen el país deberían gobernarlo.” Primer Jefe de Justicia de la Corte Suprema de EEUU, John Jay. Por tanto, posees tú tu propio país? ¿Lo suficiente de él para gobernarlo? ¿O lo posee algún otro?
Ésta, siendo la era moderna, pensamos que las cosas han cambiado. Pero la fuente no lo ha hecho. Como dice el refrán francés Cuanto más cambian las cosas, más permanecen siendo iguales. El tan celebrado economista francés Piketty de veras debiese saber mejor.
Hace dos siglos, el primer Jefe de Justicia de la Corte Suprema de EEUU, John Jay dijo: “Aquellos que tienen el país deberían governarlo.” Ya sea que deban o no, lo hacen y con facilidad.
Has oido que el 10% posee el 90% de las acciones y los bonos. ¿Pero qué has oído sobre el “activo fijo”, el otro factor inerte en la producción de la riqueza: la tierra? Ella, no el capital es de hecho la guía en el crecimiento de las fortunas, algo que los georgistas saben desde -no se sabe cuando- y que el resto del mundo está pillando poco a poco.
Mira la relación entre tierra y acciones. Empresas públicas pueden pagar dividendos mayoritariamente devido a que flotan en renta o en valor del suelo o el dinero que gastamos en la naturaleza que usamos. Las compañias petrolíferas son el ejemplo obvio, pero mira en las cadenas de comida rápida o supermercados. Se benefician enormemente de las ubicaciones que poseen y que alquilan a sus franquiciados.
Mira la relación entre la tierra y los bonos.
¿Quién posee bonos de EEUU? No la deuda que otras partes del gobierno poseen (que es la mayoría de ellos) sino la parte que no es propiedad de instituciones de EEUU. Mientras oyes hablar mucho de China, de hecho Japón posee más, y aún más que Japón son grandes corporaciones que son exclusivamente de Finanzas, Seguros y Bienes Raices (aún así los economistas históricos que hicieron la investigación se refieren a Marx y no a George! mira tu por dónde).
¿Quién posee bonos privados? Mayoritariamente otras corporaciones. Y ellas, tal como mencionamos arriba, son en parte los mayores terratenientes, y, como verás más abajo, son las mayores mamás del bienestar corporativo.
¿Quién posee la tierra misma? Millones poseen tierra bajo sus casas; incluso más están pagando al banco por el sitio. Añade todos esas parcelas de casas y no sumará mucha área; enormes cantidades de América están desaprovechadas. Esa vastedad permite a unos pocos tener mucho mientras la mayoría poseé poca cosa. Los números actuales son difíciles “de tragar”. El hombre que posee mayor cantidad de América, John Malone, posee 2,200,000 de acres (más grande que un pequeño Estado). Gene Wunderlich del USDA calculó en los años 70 que el 3% de la población de EEUU posee el 95% de la tierra en propiedad privada.
Estos números están en relación con lugares como Brasil donde los campesinos luchan arduamente por convertirse en terratenientes y los grandes terratenientes les asesinan. Allí tienen violencia de clase contra los des-terrados (sin tierras). Aquí, tenemos indiferencia generalizada hacia los sin-techo.
Para expresar la concentración de la propiedad, Corrado Gini apareció con su coeficiente en el que un 1 representa que una persona lo posee todo y 0 representa que todos tienen una parte del pastel. En los años 80, EEUU estaba entorno a tres cuartas partes de camino al monopolio de la tierra, al igual que Uruguay y otros paises latino americanos mayormente conocidos por su corrupción que su prosperidad, y la inequidad no ha mejorado desde entonces.
La concentración de la tierra importa si quieres tener clase media y no tener golpes de Estado. Aún más impactante es la concentración del valor de la tierra. Toma de ejemplo el caro Manhattan. ¿Cuántos mucho o pocos lo poseen? O cuantos poseen los barrios bien donde el valor del acre es cientos de veces más alto que en las barriadas periféricas.
¿Y quiénes son estos propietarios? A menudo no son locales, ni individuos, sino fondos de inversión. Elaine el personaje de Seinfeld es una de las propietarias del barrio de Portland OR, por nacimiento, como miembro de la familia Dreyfus. Ella no es un caso atípico. Ella tipifica su clase.
No necesitas poseer tierra para que ella te haga rico. Puedes invertir en un fondo REIT. O en un banco. Ellos reciben pagos de hipotecas constantemente. Los propietarios permanecen entorno a unos 6 años en la misma casa antes de coger otra hipoteca para otra casa, también hay refinanciamientos.
Los banqueros no están solos. Los ganaderos usan el suelo federal para pastoreo como si se tratase de su propiedad privada. Los madereros usan bosques federales.
Expande el significado de “tierra” a “todos los recursos naturales”. Mineros y perforadores usan metales y petroleo federal. Todos ellos pagan muchísimo menos que los costes de mercado. Al igual que las empresas de telecomunicaciones usan las frecuencias de onda públicas. Las redes de TV incluso cogen frecuencias gratuitamente. Estos viajes “gratis” son tan lucrativos que la propiedad real constituiría un pasivo.
Mientras que la propiedad de la tierra importa – si quieres tener clase media y carencia de golpes de estado – el dinero que gastamos por la naturaleza que usamos.
¿Recuerdas Finanzas, Seguros y Bienes Raices que mencionamos más arriba? Este grupo es el mayor contribuyente a las campañas electorales políticas. Y de lejos – casi el doble que el “otro” privado más grande y casi cuatro veces mayor que el resto de donaciones “misceláneas”. Remember Finance, Insurance, & Real Estate from above? Invertir en Gobierno (¿sobornar?) sale a cuenta astronómicamente. Los políticos colocan dolares públicos en las arcas ya repletas de los ultra-ricos. Por ejemplo: el Congreso otyorga subvenciones a las agro-indsutrias, paga en exceso a los constructores de manera rutinaria, tales como armamentistas y concede exenciones fiscales a corporaciones y millonarios ¡por impuestos que nunca pagaron!
Además, dando dólares públicos a infiltrados, el gobierno no recauda de los infiltrados el dinero que éstos deben al común:
Así que sus fortunas hechas por apropiarse de la naturaleza o cobrar tasas a otros se magnifican muchas veces gracias a los privilegios otorgados por los gobiernos. Para el resto de nosotros, sin embargo, sus políticas empeoran la contaminación, la enfermedad, la guerra, la carga de trabajo y la alienación.
Usted puede estar satisfecho apañándoselas, pero cuando usted deja billones sobre la mesa para que los otros los puedan agarrar por las buenas o por las malas – tal y como hacen hoy en día-, usted les corrompe. Ellos no te agradecen o te respetan por no reclamar tu parte justa del valor de la naturaleza y el privilegio.
Todos necesitamos la tierra, ninguno de nosotros creó la tierra. Todos nosotros, el pueblo, generamos el valor de las ubicaciones. Sin embargo, hacemos un regalo a unos pocos, regalo que por derecho nos pertenece a todos.
Tu eres es un ciudadano. Demanda tu dividendo ciudadano. Conviértete en un “receptor de dividendos“.
¿Gobiernas tú tu nación? ¿O es otra persona la que la posee?
Artículo traducido. Original: http://www.progress.org/article/who-owns-your-nation
The post ¿Quién posee tu nación? appeared first on Marko Vlahovic-Adamec.
]]>The post Los diez mandamientos del Geoismo appeared first on Marko Vlahovic-Adamec.
]]>
Es la aplicación de la justicia en la forma familiar de los diez mandamientos.
1. No impondrás prohibición o coste alguno a la acción humana pacífica y honesta.
La acción es pacífica cuando no daña coercitivamente a los demás, cuando no inicia la fuerza, y cuando siendo contrato, lo es entre personas conocedoras y voluntarias. La acción es honesta cuando no hay fraude. Por lo tanto, no habrá impuesto sobre transacción alguna, ni sobre la posesión de riqueza producida y deberá haber verdadero libre comercio.
2. No cometerás asesinato, robo, secuestro o allanamiento.
Respetar los derechos de propiedad de otros.
3. Pagarás compensación por cualquier destrucción del medio ambiente.
4. Distribuirás la renta natural de la tierra entre todas las personas en partes iguales cuando sea posible o en otro caso distribuirás la renta a los miembros de la comunidad pertinente.
5. Distribuirás el alquiler generado por la población y el comercio en partes iguales a los miembros de las comunidades que lo generan.
6. Pagarás los alquileres generados por las obras y servicios cívicos al agente que los genera, ya sea en el sector privado o gubernamental.
7. Podrás usar las rentas de la tierra y alquiler de los ingresos por el gobierno cuando las personas estén de acuerdo.
8. No serás cruel con los animales.
9. No infligirás como castigo crueldad ni daño corporal alguno.
10. Instaurarás el espíritu de estos mandamientos en las constituciones de tus gobiernos.
Texto original: http://www.progress.org/article/the-ten-commandments-of-geoism
The post Los diez mandamientos del Geoismo appeared first on Marko Vlahovic-Adamec.
]]>The post Dedicado a Henry George – El Impuesto Único – nº10 – Septiembre de 1912 appeared first on Marko Vlahovic-Adamec.
]]>Continuamos con los artículos dedicados a la vida de Henry George. Esta vez, presentamos la cuarta parte, dedicada a la elaboración del que fuera uno de los libros más vendidos de los Estados Unidos de América: “Progreso y Miseria”.
J. Ayo
IV
Elaboración del monumental libro:
“Progreso y Miseria”
El 4 de Diciembre de 1871 apareció el primer número del periódico Daly Evening Post fundado por Henry George con escaso capital. Dos años más tarde tuvo que hacer un empréstito para sostenerle y habiendo exigido el prestamista (el senador John P. Jones) en 1875 la devolución inmediata del dinero, el 27 de Noviembre fue entregado en pago el periódico a sus representantes sin un céntimo de compensación.
«Me quedé –dice Henry George en sus notas-, otra vez sin dinero y entonces escribí al Gobernador Irwin a cuya elección había yo contribuido meses antes, pidiéndole un destino donde tuviera poco que hacer y un regular sueldo para poder dedicarme a escribir algo muy importante. Inmediatamente me concedió el destino de Inspector de los Contadores de gas del Estado de California que me proveyó de lo necesario para la vida, aunque con intermitencias, sin ocuparme mucho tiempo.»
Mientras tanto, la familia había ido a San Francisco a reunirse con él. En 13 de Enero de 1867 Henry George tomó posesión de su cargo. El 15 de Agosto debutó como orador en un meeting disertando sobre el tema «La Cuestión ante el pueblo» y comenzó a revelarse como un elocuente apóstol.
A mediados de 1877 dio una portentosa conferencia en la Universidad de California en Berkeley. Tres cuartos de hora duró la conferencia que maravilló a sus oyentes; pero el efecto en el profesorado fue terrible. ¿Cómo habían de soportar la fina ironía con que les fustigó? El resultado fue romper el compromiso que con él habían contraído para adjudicarle la Cátedra de Economía Política de nueva creación en aquella Universidad.
El 4 de Julio de 1877, con ocasión del aniversario de la Independencia pronunció un memorable discurso sobre el tema «La República Americana».
El teatro de California era pequeño para contener el auditorio que acudió llamado por su ya creciente fama. El discursó terminó con un majestuoso apóstrofe a la Libertad, que difiere poco del que hoy podemos leer en «Progreso y Miseria» y pocos se dieron cuenta de que aquel era el primer ataque oral a la fortaleza de «los intereses creados» (propiedad privada de la tierra).
Con fecha 18 de Septiembre de 1877 puso Henry George manos a la colosal obra que bautizó con el nombre Progreso y Miseria. Su alma entera retornaba el antiguo problema que tanto le sobrecogió y atormentó y que no le dejaba descansar. Todo el país sufría industrial depresión. Los motines y desórdenes eran frecuentes en las grandes ciudades. Grandes huelgas de ferroviarios amenazaban el Este y las tropas se pusieron sobre las armas. Hubo una revolución en Baltimore, en Chicago funcionó la artillería y en Pitsburgo las víctimas montaron a 200 y las pérdidas materiales a 12 millones de duros.
Entonces se sentó ante su bufete Henry George a comenzar la obra que luego resulto ser un monumento.
Esta labor la interrumpió el 2 de Octubre del mismo año, fecha del nacimiento de su cuarto hijo, una niña, a quien puso por nombre Ana Angela. Sus otros tres hijos Henry, Ricardo y Jennie tenían entonces, respectivamente, quince, trece y diez años de edad.
Por el placer que Henry George mostró al rodear de mimos y cuidados a su digna compañera se deducía que recordaba con espanto la época terrible en que vino al mundo se segundo hijo sin haber en la casa ni un pedazo de pan que dar a la madre.
Sin embargo la adversidad llamaba de nuevo a sus puertas. El destino de Inspector de los contadores de gas que parecía tan lucrativo, iba produciendo cada vez menos.
Por entonces, varios iniciados en sus teorías, entre ellos William M. Hinton, James G. Maguire, John M. Days, John Swett, Joseph Leggett, Patrick S. Murphy y S. L. Mann, comenzaron a reunirse con Henry George y su hermano Jolin V. George en el despacho del abogado Maguire en Clay Street para discutir las teorías asentadas en el folleto «Nuestra tierra y nuestra política territorial». De estas discusiones, nació la primera Liga para la abolición del monopolio de la tierra, compuesta de unos treinta socios y que llevó el nombre de «La Liga para la reforma territorial de California».
Esta fue la primera organización en el mundo para propagar las ideas de Henry George. El presidente fue Joseph Leggett un abogado natural de Dublin (Irlanda) y el Secretario Patrick S. Murphy redactor del «Evening Post».
Uno de los primeros actos de esta Liga fue invitar a Henry George a dar una conferencia remunerada, lo que verificó en el Metropolitan Temple el 26 de Marzo con el tema «Por qué escasea el trabajo, el salario es bajo y los obreros descontentos».
Aquella vez la concurrencia fue escasa y su voz clamó en el desierto.
Tres meses más tarde dio otra conferencia en la «Asociación de jóvenes hebreos de San Francisco». Esta conferencia, con el título «Moises» ha quedado como una de las obras maestras de Henry George y todas las Ligas para el Impuesto Único la han publicado desde entonces en forma de folleto.
Después de estas y otras interrupciones ocasionadas por la policía, volvió a su obra que ya no volvió a interrumpir. Oigamos a su hijo:
«Al entrar en su biblioteca, veíamos al autor ligeramente inclinado sobre una gran mesa en el centro de la habitación, escribiendo su libro. Vestido con traje de casa, una mano sujetaba el papel y la otra movía una blanda pluma de oro. Al sentir ruido, se incorporaba un poco volviendo la cara, un brazo en la mesa y el otro sobre el respaldo de la silla en actitud que jamás pude olvidarse: una dulce sonrisa en sus labios, las mejillas brillantes, la frente llena de pensamientos y una expresión inexplicable en sus azules ojos de mirada suave, recta y penetrante como si descansara en el mundo de los ensueños de los puros de corazón.»
Esto era en el número 417 de la calle Primera. Allí se terminó el libro. En su biblioteca había almacenado todas las comodidades que poseía. Por gradual adquisición llegó a reunir cerca de 800 volúmenes que eran su única propiedad en el mundo. Había tratados de Economía política, historia, biografía, poesía, filosofía, ciencias, viajes y descubrimientos y muy pocas novelas.
Su obra la terminó hacia mediados de Marzo de 1879 cerca de año y medio de su comienzo.
The post Dedicado a Henry George – El Impuesto Único – nº10 – Septiembre de 1912 appeared first on Marko Vlahovic-Adamec.
]]>The post El problema appeared first on Marko Vlahovic-Adamec.
]]>No hubiera parecido una deducción; después de esa visión sería como si lo hubiera visto; y su corazón hubiese palpitado y sus nervios vibrarían como alguien que desde una altura y hallándose al frente de una caravana sedienta divisara a lo lejos bosques rumorosos y el deslizarse de aguas juguetonas. Sencillamente con los ojos de la imaginación hubiese vislumbrado estas nuevas fuerzas elevando a la sociedad desde sus mismos fundamentos, remontando hasta aún a los más pobres sobre la posibilidad de padecer hambre eximiendo aún a los más bajos de la angustia producida por las necesidades materiales de la vida; hubiera visto a esos esclavos del saber tomando sobre si el tradicional azote, a esos músculos de hierro y nervios de acero haciendo de la vida del más pobre trabajador un día de fiesta en el que toda la alta cualidad y todo noble impulso encontraría ambiente para desarrollarse.
Y de esta espléndida condición material hubiera visto surgir como consecuencia necesaria, condiciones morales y realizaran la edad de oro en que siempre ha soñado la Humanidad. Ya no estaría por más tiempo raquítico y hambriento el adolescente; el viejo no sería maltratado por la avaricia; el niño jugando con el tigre; el hombre limpio de miseria embriagándose en la gloria de las estrellas. ¡La corrupción desaparecería, el orgullo convertido en humildad, la discordia trocada en armonía! Porque, ¿cómo podrían existir el vicio, el crimen, la ignorancia, la brutalidad que nacen de la miseria y del miedo a la miseria donde la miseria hubiera desaparecido? ¿Quién adularía donde todos fueran hombres libres, quien oprimiría cuando todos fueran iguales?
Sin embargo los hechos no han justificado aquella posible visión. Antes al contrario la miseria se ha acrecentado. Este hecho, el gran hecho de que la pobreza y cuanto de ella se deriva se muestra en las sociedades precisamente a medida que se desenvuelven las condiciones hacia que tiende el progreso material, prueba que las dificultades sociales que existen donde quiera se ha alcanzado cierto grado de progreso no provienen de circunstancias locales, sino que son, de uno u otro modo engendradas por el progreso mismo.
Y por mucho que nos pueda desagradar el admitirlo llega a ser evidente que el enorme aumento en el poder productivo que caracteriza la presente centuria y que todavía prosigue con acelerada velocidad no tiene tendencia a extirpar la miseria ni a alterar la carga de aquellos que están obligados a trabajar. Sencillamente ensancha el abismo entre Dives y Lázaro y hace más intensa la lucha por la vida. La aplicación de los inventos ha revestido al hombre de poderes que hace un siglo la más atrevida imaginación no hubiera podido soñar. Pero en las fábricas donde las maquinarias que ahorran el trabajo han alcanzado su más poderosos desenvolvimiento, trabajan muchos pequeñuelos; donde quiera que las nuevas fuerzas son utilizadas de algún modo hay clases numerosas sostenidas por la caridad o viviendo próximas a recurrir a ella; entre las grandes acumulaciones de riqueza, los hombres mueren de hambre y hay enfermizos párvulos que maman senos exhaustos; al par que por donde quiera la avidez de las ganancias, el culto a la riqueza manifiesta el imperio del miedo a la miseria. La tierra prometida huye ante nosotros como un espejismo. Los frutos del árbol del saber se convierten a medida que los cogemos en manzanas de Sodoma que se pulverizan al tocarlas.
Verdad es que la riqueza ha sido aumentada enormemente y que el término medio de la comodidad del descanso y del refinamiento se ha levantado, pero estas mejoras no son generales. Las clases más bajas no participan de ello. No quiero decir que la condición de las clases más bajas no haya mejorado en nada ni en ninguna parte; sino que no hay en ninguna parte mejora alguna que pueda ser atribuida al aumento del poder productivo. Verdad es que los más pobres pueden ahora en ciertos aspectos disfrutar de algo que los más ricos de hace un siglo no podían tener a su disposición; pero esto no demuestra mejora en sus condición en cuanto la aptitud para obtener las cosas necesarias para la vida no ha aumentado. El mendigo en una gran ciudad puede disfrutar de muchas cosas de que está privado el colono de los campos, pero esto no prueba que la condición del mendigo de la ciudad sea mejor que la del labrador independiente. Lo que quiero decir es que la tendencia de lo que llamamos progreso material no es en manera alguna mejorar la condición de las clases más bajas en lo que es esencial a la salud y a la felicidad de la vida humana. Por el contrario contribuyen a deprimir todavía más la condición de esas clases bajas. Las nuevas fuerzas aunque sean de tal carácter que por su naturaleza cooperen a elevar a la sociedad, no actúan sobre la fábrica social desde los cimientos de estas, como durante mucho tiempo se ha esperado y creído sino que actúan sobre ella en un punto intermedio entre la cumbre y el fondo. Es como si una inmensa cuña fuese hincada no bajo la sociedad sino en medio de la sociedad. Los que estuvieran encima del punto de separación serían elevados; pero aquellos que estuvieran debajo serían más aplastados.
Tres mil años de progreso y todavía resuena en la mente: «¡Han hecho amargas nuestras vidas con pesado cautiverio, en el mortero y en el ladrillo y en toda especie de trabajo!». Tres mil años de progreso y las voces lastimeras de los chicuelos suenan gimientes.
Progresamos y progresamos; cruzamos continentes con carriles de hierro y enlazamos ciudades con las mallas de los hilos del telégrafo. Cada día surge una nueva invención; cada año señala un avance reciente; aumentando el poder de producción y esclarecidos y allanados los caminos del cambio. Sin embargo la queja de los malos tiempos se hace más y más ceñuda; en todas partes están los hombres acosados por el desasosiego y atribulados por el miedo a la miseria. Con veloz y constante carrera y prodigiosos saltos el poder de los brazos humanos para satisfacer las necesidades humanas avanza y avanza, se multiplica y multiplica.
Sin embargo, la lucha por la mera existencia es más y más intensa y el trabajo humano se va convirtiendo en la más barata de las mercancías. Cerca de los repletos almacenes, seres humanos, viven obscuramente con hambre y tiritan de frío; bajo la sombra de las iglesias se enciende el vicio nacido de la necesidad.
Henry George
The post El problema appeared first on Marko Vlahovic-Adamec.
]]>The post La vivienda, ¿un problema? appeared first on Marko Vlahovic-Adamec.
]]>Supongamos una comunidad donde la renta de la tierra se privatizara, como ocurre actualmente. Dentro de un piso antiguo de 200.000€, el 80% correspondería al valor de la tierra y el resto, al piso mismo. Tengamos en cuenta que el porcentaje es totalmente probable, puesto que actualmente y de media, sucede así. En este caso, para acceder al piso, uno debería desembolsar 200.000€, con la consiguiente hipoteca y lo que esto supone. La banca es la gran interesada en que la renta siga siendo privada.
Supongamos ahora una comunidad donde la renta se gravara por completo. Para acceder al piso, ahora el desembolso pasaría a ser de 40.000€.
Lo que hay detrás de esto es la eliminación del precio de venta de la tierra, diferente a la renta, que seguiría siendo la misma, o incluso mayor. ¿De dónde sacamos esto?
El precio de la tierra es la renta anual capitalizada al interés corriente. P= R/(i+t) Donde P es el precio de venta, R la renta anual, i el interés corriente y t, el impuesto sobre el valor de la tierra (si lo hubiere). Vayamos con el primer supuesto:
¿De dónde salen los 160.000€ del valor de la tierra? El precio se obtiene tras dividir la renta entre el interés corriente, que pongamos que es del 5%. Si supiéramos la renta anual, podríamos sacar el precio, pero como nos es desconocida, saquémosla utilizando el precio: 160.000×0.05=8.000€
Vayamos con el segundo supuesto:
Sabemos por el supuesto número uno que la renta anual es de 8.000€ y el interés 5%. Aplicando la fórmula, 8000/(0.05+8000)=0.9 que sería lo correspondiente al interés. Como observamos, el precio de venta de la tierra quedaría abolido, y por tanto, como indicamos arriba, 40.000€ sería lo que uno tendría que pagar para acceder a un piso que actualmente “tiene un precio” de 200.000€.
Es fácil observar que la implantación del Impuesto Único facilitaría el acceso a la vivienda al eliminar el precio de venta de la tierra, pero si vamos más allá, vemos que el Impuesto reduciría los precios de las viviendas al obligar a venderlos a quienes mantienen pisos como excusa para especular con la tierra, pues la vivienda se deprecia con el tiempo, pero paradójicamente cada año acceder a la misma cuesta más, y esto se debe a que el aumento del valor de la tierra compensa con creces la reducción del precio de la vivienda. En el caso español, los bancos mantienen una gran cantidad de viviendas a la espera de que aumente el precio de la tierra, y el Impuesto al Valor de la Tierra al ser un golpe al corazón mismo del sistema, supondría una lucha por deshacerse de las viviendas, cuya consecuencia sería una reducción radical de los precios. Si a esto sumamos la eliminación de los demás impuestos, acceder a la vivienda sería todavía más fácil. A largo plazo, una de las consecuencias de liberar la tierra y eliminar los impuestos que frenan la creación de riqueza, sería que los salarios subirían hasta lo que justamente les corresponde al revertir la situación del mercado laboral, de tal manera que la demanda de trabajadores sería mayor que la oferta de estos, lo que facilitaría hasta el ridículo el acceso a una vivienda. Ya no sería necesario firmar un contrato de esclavitud con el banco para tener un techo, ni depender del Estado para vivir una vida digna, porque aquí, solo hemos reparado en el candente tema de la vivienda, pero es fácil percatarse de los beneficios del Impuesto Único sobre el Valor de la Tierra.
J. Ayo
The post La vivienda, ¿un problema? appeared first on Marko Vlahovic-Adamec.
]]>