Los hombres de la antigüedad creían que por encima de todo, la moderación debía ser observada en la tenencia de la tierra, porque de hecho era su juicio que era mejor sembrar menos y arar con mayor intensidad. Para confesar la verdad, los latifundios [grandes terratenientes] han arruinado Italia, y pronto van a arruinar las provincias también.
– Plinio el Viejo (79- 23 AD)
Una de las muchas preocupaciones que tiene la gente acerca de la contribuciones de tierras comunitarias es su impacto en la agricultura. Después todo, agricultores, ganaderos y horticultores dependen del uso extenso y productivo de la tierra para su sustento. La preocupación es que pueden ser incapaces de permitirse la tierra que cultivan. Pero esta percepción se basa en un malentendido de las contribuciones de las tierras de cultivo, que no son más que el pago de los beneficios que reciben los agricultores de su tierra y de trabajar cerca de las comunidades; las contribuciones no inciden de modo alguno en la riqueza que generan los agricultores a través de su empresa (los beneficios netos aumentan significativamente con la eliminación de los impuestos sobre los esfuerzos productivos). Además, las contribuciones de los campos agrícolas tienden a ser comparativamente más bajas por defecto, ya que las tierras agrícolas tienden a ser mucho más asequibles que las tierras urbanas. Las contribuciones de tierras agricolas alientan a grandes superficies de terreno que han sido previamente
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retenidas fuera del mercado y no han sido objeto de un uso productivo para volver a estar disponibles. Más tierras de cultivo disponibles, a su vez, conduce a disminuir las contribuciones de tierra de los campos agrícolas. Además, la propia producción de alimentos puede ser más sostenible ya que los costes de los insumos de producción, así como el trabajo, suministros y maquinaria se reducirán mientras que la demanda para las mercancías es probable que aumente debido a la ausencia o reducción de los impuestos convencionales.
En nuestra actual realidad distorsionada, la tierra se aparta a menudo especulativamente sin ser objeto de un uso productivo. Como resultado, la tierra agrícola hoy, a menudo tiene un valor especulativo basado en la creencia de que se utilizará en el futuro para fines urbanos. Debido a que las personas son capaces de aprovecharse de la tierra, la expansión suburbana se ha convertido en un problema importante; pueblos y ciudades consumen significativamente más tierra de lo que realmente necesitan. Esto hace que el valor de las tierras agrícolas aumente. Debido a estas distorsiones artificiales de la riqueza, ciertas intervenciones legales artificiales, como las leyes de zonificación agrícola y exenciones de impuestos, se han vuelto cada vez más necesarias para evitar que las tierras de cultivo se convertan al uso urbano.
La expansión urbana también atrae a los agricultores de mayor edad que quieren “cebar” su jubilación con dinero en efectivo proveniente de la venta de sus tierras a los promotores urbanos con el fin de financiar su jubilación. Esta dinámica, a su vez, incentiva a los promotores urbanos a aplicar presión a las autoridades locales para cambiar las ordenanzas de zonificación -una práctica que es obviamente insostenible, pero sin embargo incentivada bajo nuestro sistema. (71) De acuerdo con el Departamento de Agricultura de los EE.UU, la mitad de todos los agricultores actuales es
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probable que se retiren en el año 2020; (72) dejarán a la próxima generación de agricultores con obstáculos casi insuperables, el principal de ellos es el elevado precio de la tierra. En un encuesta llevada a cabo con 1.300 jóvenes agricultores aspirantes de todo Estados Unidos, realizada por la Coalición Nacional de Jóvenes Agricultores, una organización de apoyo a los jóvenes agricultores, el 78 por ciento de los encuestados citaron la falta de fondos, mientras que el 68 por ciento en concreto citaron la falta de acceso a la tierra como lo que les impide poseer y operar un explotación agrícola. (73) Ante estos desafíos, ¿no es evidente que cada vez habrá menos tierras de cultivo disponibles para una generación más joven de agricultores independientes, a pesar de su necesidad de tierras de cultivo en su búsqueda para proporcionar alimentos a la sociedad? Y con más tierras de cultivo utilizadas con fines especulativos en lugar de para la producción de alimentos, no habrá más y más de la tierra disponible que permanezca concentrada en manos de los que tienen un montón de acceso al dinero, tales como grandes empresas agrícolas e inversionistas de Wall Street?
MEDIA 13- 1: PROTECCIÓN DE TIERRA DE LABRANZA DE TENNESSEE LEY DE IMPUESTOS “REFUGIO” PARA RICOS Y FAMOSOS
A nivel nacional, las leyes fiscales privilegiadas que benefician a la agricultura son abusadas por empresarios que apartan la tierra de ser desarrollada, a pesar de la evidencia los programas en realidad impiden el desarrollo.
http://unitism.co/farmlandtaxshelter
Debido a que las contribuciones de campos agrícolas nunca serán mayores que el coste de arrendar tierras de cultivo en el libre-mercado (excluyendo el valor de las mejoras), y dado que el
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valor del alquiler de las tierras agrícolas siempre estará a un nivel al del que los agricultores laboriosos y eficientes pueden beneficiarse, las contribuciones de campos agrícolas garantizan beneficios para los que saben cómo utilizar la tierra de manera eficiente. De acuerdo con otro estudio conducido por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, la asombrosa cifra del 29 por ciento de todas las tierras agrícolas en 2007 era propiedad de terratenientes quienes arrendaban a granjeros inquilinos. (74) Si los arrendatarios pueden tener éxito incluso ahora con los impuestos sobre el trabajo y el capital, claramente los inquilinos granjeros pueden tener éxito también, incluso cuando no sean capaces de aprovecharse de las tierras agrícolas en sí. Los arrendatarios también tendrán éxito en una economía basada en las contribuciones de tierras porque ya han demostrado su capacidad de pago por el uso de tierra excepto que ahora tendrán que pagar a sus comunidades en lugar de sus propietarios. Las contribuciones de campos agrícolas no impactarán negativamente a los arrendatarios porque las contribuciones de tierra, como hemos visto en el capítulo 11, vivienda asequible, no pueden ser transmitidas de los propietarios a los inquilinos. Con contribuciones de tierras de cultivo, los agricultores sólo perderán dinero si utilizan la tierra por debajo de su potencial productivo. Las contribuciones de tierras de cultivo -como fracción del valor del renta mercado de alquiler de tierras agrícolas- siempre garantizan un beneficio para aquellos que utilizan las tierras agrícolas bien.
Con el fin de ayudarnos a entender mejor esta dinámica, vamos a considerar de nuevo el ejemplo del capítulo 3, el libre mercado, un escenario en el que somos dueños de una parcela de terreno sin mejorar que podemos o bien alquilar en el mercado abierto por 6,000$ al año, o, en su defecto, utilizar para nuestros propios propósitos.
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En ese ejemplo, elegimos utilizarlo para nuestros propios propósitos y contratar a un agricultor a tiempo parcial que genera un total de 20.000$ de valor de producción. Pagamos el agricultor 9.000$ en salarios y 3.000$ en compra de equipos. Nos damos cuenta, sin embargo de que, debido a nuestra propiedad absoluta de la tierra, somos capaces de sacar provecho de la tierra por embolsarnos su alquiler (Tabla 3-1, Beneficio de la Granja).
Con nuestro nuevo conocimiento, vamos a considerar esta escenario de nuevo, pero esta vez vamos a analizar otros factores varios. En la actualidad, los ingresos son gravados, mientras que la tierra puede ser propiedad sin gravámen, por lo que vamos a utilizar una tasa de impuesto sobre la renta del 20 por ciento, lo que nos da un impuesto sobre la renta de 1,600$ (el 20 por ciento de 8.000$, nuestra beneficio bruto), así como unos impuestos de propiedad 1,500$ y vamos a compararlo con contribuciones de tierras a una tasa del 80 por ciento, lo que nos da una contribución tierra de 4,800$ (80 por ciento de los 6,000$ de valor de alquiler de la tierra). Para fines ilustrativos, las tasas precisas que utilizamos no son ni remotamente tan importantes como las implicaciones generales que podemos derivar de cómo los aumentos y disminuciones de nuestros números afectan nuestros cálculos de pérdidas y ganancias.
¿Qué pasa si aumentamos nuestra tasa de impuesto sobre la renta, así como la contribución de la tierra? Si aumentamos gradualmente nuestra tasa de impuestos sobre los ingresos, los impuestos sobre la renta se van a comer poco a poco la riqueza generada por nuestra mano de obra y el trabajo duro hasta que no quede nada. Sin embargo, si aumentamos gradualmente nuestra contribución de tierra para que se aproxime aún más de la valor del alquiler de la tierra, cualquier riqueza adicional producida con nuestro trabajo e ingenio permanece intacta, ya que las contribuciones de tierra
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siempre permanecen iguales o inferiores al valor del alquiler de la tierra, en este caso 6.000$ al año.
Claramente el agricultor sale mejor parado con un combinado de impuestos a sus ingresos y el pago de impuestos de propiedad por 3,100$ en lugar de con una contribución de tierra de 4,800$. Pero ¿es realmente cierto? Otro importante factor financiero juega en la ecuación de las pérdidas y ganancias: los valores altos de la tierra conducen a mayores costes de financiación para quienes no pueden comprar tierras directamente, mientras que los capaces de comprar tierra sin una hipoteca por definición tienen menos dinero para gastar en la producción (ya que utilizan su dinero para comprar la tierra). En cualquier caso, los precios elevados de la tierra previenen el uso óptimo del dinero, lo que afecta al granjero de lleno.
Sigamos el ejemplo anterior en el que tenemos los impuestos sobre los ingresos y sobre la propiedad de 3100$ y las contribuciones de tierra de 4.800$. Ya que sabemos valor del alquiler de la tierra, suponiendo una tasa de retorno del 3 por ciento y un impuesto sobre la propiedad a una tasa del 1 por ciento, podemos aproximar el precio de compra de esta tierra en alrededor de 150.000$ (para más detalles, véase el Apéndice: Las matemáticas detrás de la ciencia). Si nosotros aplicamos una contribución de tierra de 4.800$ al año al uso de esta tierra y quitamos el impuesto a la propiedad, el precio de compra de la tierra es probable que disminuya a entorno a los 40.000$, ya que la perspectiva de las contribuciones de tierra reduce la cantidad que estamos dispuesto a pagar de nuestro bolsillo por la tierra.
Vamos a suponer que en ambos escenarios compramos este terreno con una hipoteca mediante un pago inicial del 20 por ciento a una tasa de interés del 5 por ciento. En un escenario con impuestos sobre la renta e
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impuestos a la propiedad, los valores altos de la tierra causan en nuestras cuentas anuales el pago de una hipoteca a treinta años de alrededor de $ 5.960 para el primer año, lo que resulta en una pérdida neta anual, a pesar de nuestra productividad como agricultor. En un escenario de contribución de tierra, sin embargo, los valores de la tierra son inferiores, y esto disminuye en gran medida lo que le debemos al banco: nuestros costes de financiación promedios ascienden a sólo alrededor de 1,589$ al año, lo que todavía nos permite obtener un beneficio (ver Tabla 13- 2).
TABLA 13-2: GANANCIAS Y PÉRDIDAS DE GRANJA
El punto está claro: cuanto más dinero está atado a la tierra, menos personas son capaces de mantenerse a sí mismos a través de sus contribuciones a la
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sociedad. ¡No es de extrañar que los bancos sean tan poderosos en nuestra economía! Por supuesto, las contribuciones de tierra no es probable que sean bien recibidas por los sectores inmobiliarios y financieros que quieren seguir haciendo su agosto [n.trad. hispanohablantes de fuera de españa; hacer su agosto significa aprovecharse de] con el comercio de la tierra. Estas industrias quieren mantener los precios inmobiliarios altos. Si tenemos en cuenta que las contribuciones de campos agrícolas que se pagan actualmente van para al beneficio de particulares e instituciones financieras, representan una parte significativa de los gastos agrícolas de hoy endía, rápidamente nos damos cuenta de que las contribuciones de tierra pueden reducir al mínimo los gastos agrícolas y aumentar en gran medida los beneficios totales de las granjas. (75)
Hacia finales del siglo XIX en los Estados Unidos, los ganaderos poseían grandes cantidades de tierra. Henry Miller, por ejemplo, fue uno de los más destacados terratenientes y ganaderos de su tiempo: en un determinado momento poseía más de 1,4 millones de acres de tierra y, supuestamente, ¡podía conducir su ganado de la frontera con México todo el camino hasta Oregón pasando todas las noches en su propiedad! Por aquel entonces, mucha de la tierra que bordeaba lagos y ríos de California había sido comprada por propietarios privados que cobraban tarifas exorbitantes a los agricultores por el uso del agua -un bien preciado y escaso en California- en consecuencia, forzando muchas granjas familiares a cerrar sus negocios.
En 1887, el Estado de California aprobó la Ley de Wright, lo que permitió la creación de distritos especiales de riego del agua. El coste de construir la infraestructura de riego fue financiado a través de la imposición a la tierra, que en realidad se incrementó en valor como resultado del aumento de la irrigación y la fertilización. La tierra llegó a ser demasiado costosa para que los rancheros la comprasen; en consecuencia,
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vendieron la tierra a precios asequibles a los agricultores que fueron capaces de poner la tierra a servir a un uso productivo. En el plazo de diez años, el Valle de San Joaquín de California se transformó en un vasta red de fincas de regadío independientes. Lo que una vez había sido un árido desierto se convirtió en el “granero de América”, una de las más zonas agrícolas más productivas del planeta. (76)
Desde el momento en que comienzamos a compartir el valor de la tierra, los campos agrícolas volverán a ser una vez más asequibles; cualquier persona con la habilidad y capacidad para hacer crecer alimentos de manera eficiente será capaz de comprar o arrendar tierras de su comunidad local a un coste significativamente menor y obtener algún beneficio. Las granjas familiares pequeñas, que tienden a utilizar la tierra de manera eficiente, una vez más tendrán una oportunidad viable en el cultivo de alimentos para sus comunidades locales, empoderándolas en el proceso. Los métodos agrícolas como la permacultura, que utilizan la tierra, tanto intensiva como armoniosamente, se preparan para prosperar en este nuevo paradigma económico. (77)
MEDIA 13- 3: The killing fields
The killing fields es un documental que destaca la importancia que la economía juega en la conservación de la vida silvestre. La película explora la relación entre la vida silvestre, la tierra, la economía y el derecho. Es presentada por el economista Fred Harrison y cuenta con Peter Smith, CEO y fundador del Wildwood Trust, también cuenta con el Dr. Duncan Pickard, terrateniente y agricultor, y Polly Higgins, abogado ambientalista, autor, y activista.
http://unitism.co/thekillingfieldsdoc
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