15. UN NUEVO PARADIGMA

Nuestra civilización es constitucionalmente incapaz de revertir la aniquilación del capital natural, o incluso tan siquiera frenarla. Acostúmbrate a eso. Cuando realmente entendamos eso, el proyecto de reconcebir la civilización misma ganará un poderoso impulso.
– Charles Eisenstein,
autor de “El Ascenso de la Humanidad”

Cuando Oren Lyons, portavoz de los nativos americanos y guardián de la fé, asistió al Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, desafió a los políticos reunidos allí y a los líderes de la lista Fortune 100 de las empresas más ricas -eran todos hombres- para darse cuenta de que sus empresas estaban destruyendo la tierra. Una persona del público, un directivo de una gran empresa, respondió que él era incapaz de revertir el rumbo ya que su empresa tenía que demostrar beneficios. Si su empresa no muestra beneficios, dijo, sería despedido. “¿A quién debe demostrar beneficios?”, Preguntó Lyons. “A usted, el accionista”, respondió el hombre. “¿Está casado?”  preguntó Lyons al CEO. “Sí, lo estoy”, respondió. “¿Tiene algún nieto?” “Sí, los tengo; tengo dos muchachos”. Entonces Lyons hizo una pregunta clave: “¿Cuándo dejará de ser usted un CEO y empezará a ser un abuelo?” Más tarde, Lyons recordó: “Había mucho silencio allí porque era una cuestión moral. Y si usted no tiene una

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planteamiento moral en su proceso de gobierno, usted no tiene un proceso que vaya a sobrevivir. Esa es la ley que rige. Usted debe tener una sociedad moral, o no tendrá ninguna.” (81)

Nuestra cultura industrializada está obsesionada con la economía del crecimiento: los inversores, accionistas, directores generales y los políticos buscan el crecimiento económico, ya que nuestro sistema económico lo demanda. ¿Pero es el crecimiento económico lo que realmente queremos? Una vez que la gente llega a un cierto nivel de seguridad económica, por lo general, tiende a centrarse más en el establecimiento de relaciones significativas  y actividades que le den un sentido de alegría y satisfacción. ¿No sería prudente preguntarnos si el crecimiento económico perpetuo verdaderamente nos permitirá cumplir nuestros deseos más íntimos? La respuesta a esta pregunta  se convierte rápidamente en auto-evidente una vez que nos damos cuenta de que el crecimiento económico en nuestro sistema actual simplemente perpetúa la mismísima escasez que buscamos erradicar con más crecimiento económico –la  escasez es la que nos impide el cumplimiento de nuestros verdaderos deseos en primer lugar.

Otros esfuerzos en la resolución de nuestros problemas sociales también están fallando. Por ejemplo, limitar el crecimiento de la población por sí sólo no puede resolver los problemas sociales de hoy en día, ya que la sobrepoblación no es la causa fundamental de nuestro desequilibrio social. Una población mayor que armonice con la naturaleza puede vivir en mayor equilibrio con la naturaleza que una población pequeña que consuma derrochando y destruyendo la naturaleza en el proceso. (82) Pero aún así, con el estilo de vida humano tal y como es, el crecimiento de la población sigue siendo una gran preocupación: eventualmente destruirá la frágil ecología de nuestro planeta si lo ignoramos. (83)

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Igualmente, el avance tecnológico por sí sólo no puede marcar el comienzo de una época de prosperidad mundial. Si el progreso tecnológico hace ciertas áreas más habitables, esos lugares se convierten en más atractivos para vivir, lo que aumenta la demanda de esas tierras. Sin embargo, debido a que la oferta del suelo para cada ubicación es limitada, la tierra termina siendo cada vez más cara; el  progreso tecnológico por tanto, también aumenta el valor del suelo. Sin embargo, siempre y cuando el valor de la tierra no se comparta, los incrementos en el valor de la tierra impedirán que los avances tecnológicos tengan un impacto positivo duradero para todos los miembros de la sociedad.

En nuestra exploración, hemos visto algunas de las consecuencias que se producen cuando extraemos recursos del nivel de las comunidades locales, y nos hemos encontrado un nuevo paradigma que permite un mayor desarrollo del potencial humano. Ahora, a medida que llevamos nuestro viaje a su fin, vamos a identificar el proceso que tiene que ocurrir para que podamos realizar este nuevo paradigma en la Tierra.

El camino hacia la implementación de este nuevo paradigma es probable que vaya a ser arduo, ya que el cambio, rara vez llega fácilmente. Nosotros, los seres humanos tendemos a menudo a resistirnos al cambio, sobre todo si tal cambio implica incertidumbre. Sin embargo, el cambio es lo que estamos llamados a abrazar, ya que si cada uno de nosotros entra en contacto con este nuevo paradigma y se da cuenta de su potencial para mejorar la calidad de vida de todos los seres humanos, puede que nos demos cuenta de que tenemos en nuestras manos un mensaje de esperanza inmensamente poderoso. Lejos de ser un vaga e  impracticable teoría,  tenemos por fin un conjunto de directrices que integran armoniosamente nuestros ideales y visiones más elevados en

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un modo de vida tangible y práctico  -uno mediante el que cualquier comunidad, pueblo, ciudad, estado o nación puede vivir libremente-.

El proceso de realización de este paradigma comienza con la conciencia. Cuando cada uno de nosotros sea suficientemente consciente y nos demos cuenta de cómo nos afectamos los unos a los otros, comenzaremos a vivir en alineación con una visión del mundo que tiene sus raíces en una profunda conexión con la red viviente de la vida que nos rodea. La conciencia es seguida por la educación: cuantos más de nosotros entiendan cómo las comunidades se benefician cada vez que el valor de la tierra generado por la comunidad se comparte con los que lo crearon, tanto más probablemente seamos capaces de abogar con éxito por la implantación de este paradigma a gran escala. (84)

Recordemos siempre que cada uno de nosotros damos luz a esta nueva conciencia. Este paradigma requiere un fundamental cambio de pasar de ver al yo individual como una entidad separada, separada de la totalidad de la vida, hacia el reconocimiento de la interdependencia de todos los seres vivos. Cuando sinceramente nos preguntamos: “¿Qué sirve al mayor bien de todos?” evolucionamos desde nuestra semejanza a las células cancerosas, que se multiplican sin tener en cuenta el resto del cuerpo hacia las células sanas en el cuerpo de la vida, conscientes de nuestra interconexión. Cualquier persona con un corazón y mente que realmente busca el bien común puede alinearse a sí mismos con una integridad más elevada de esta manera.

Nuestras estructuras económicas y sociales actuales son expresiones de elecciones pasadas realizadas por seres humanos individuales de tramos de conciencia diferentes. Y dado que nuestra conciencia tiende a influir en nuestro entorno, así como

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ser influenciada por el, nuestra tarea es transformar no sólo a nosotros mismos sino también las estructuras sociales que no reflejan nuestra interdependencia en estructuras sociales funcionales y eficaces. De esta manera, la realización de nuestra interconexión puede afectar de manera positiva y en incremento a todo el mundo en la sociedad con el tiempo. Pero recordemos que le toca a cada uno de nosotros hacer el trabajo interno necesario primero para que podamos propagar nuestra nueva conciencia en nuestro entorno y moldear nuestros sistemas en nuevas formas que nos recuerden nuestra interconexión.

Educación, nuestro siguiente paso, es el proceso por el cual damos a conocer este nuevo paradigma, tanto a nosotros mismos como a otros. Debido a que la mayoría de nosotros tratamos la tierra como propiedad y no la reconocemos como un don para ser compartido, por lo general no pensamos dos veces cuando la tierra es comprada y vendida por beneficio. Tenemos que ayudar a los propietarios a darse cuenta de que tienen derecho a beneficiarse del valor financiero de su casa, pero no del valor financiero de la tierra sobre la cual esa casa existe. (85) Sin embargo, a menos que se ofrezcan incentivos atractivos, la gente a menudo se resiste al cambio, y seremos prudentes de incluir incentivos de cambio tales como los derechos de uso del suelo como parte del componente de la educación. La gente también es más propensa a aceptar las contribuciones de tierras comunitarias una vez se dan cuenta de que los impuestos a la renta personal y corporativa, a las ventas y ganancias de capital  no son necesarios en este nuevo paradigma económico. Nuestra tarea es la de insertar estos cambios dentro de la conciencia del público, por ejemplo, a través de programas de difusión. El objetivo último de la educación

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es ayudar a todo el mundo a reconocer que está verdaderamente en el mejor interés de todo el mundo el compartir los dones de la naturaleza.

La defensa legislativa, el paso final, sólo puede tener éxito una vez que un número suficiente de personas han tomado conciencia de su interconexión, así como de este nuevo paradigma. Una vez suficientes de nosotros seamos conscientes, este paradigma encontrará muchas más posibilidades de ser implementado a un nivel legislativo y político.

Pero tengamos en mente que para crear un mundo que funcione para todos, estamos llamados primero a recordar lo que somos como seres humanos, siempre ligados a la red de la vida mayor. Al someternos a este cambio, estamos cambiando la historia de lo que somos en relación con este planeta en el que vivimos y con los seres con los que estamos conviviendo. Mientras más vivamos en alineamiento con esta nueva conciencia, más experimentaremos una mayor profundidad y propósito en nuestras propias vidas y en nuestras relaciones con los demás. El momento en que nos abrimos, aunque sea brevemente, a un verdadero sentido de interconexión, nos abrimos a una experiencia que es nada menos que el maravilloso sentimiento sincero de pertenencia y el conocimiento de que todos estamos juntos en esto. Vamos a actuar desde este lugar de recuerdo para que podamos influir positivamente en nuestro propio bienestar, en el destino de nuestra civilización y en la prosperidad de las generaciones que están por venir.

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